1. Semen en las piernas de mi prima Isabella


    Fecha: 03/11/2018, Categorías: Fetichismo Incesto Autor: Slim Pantyhose, Fuente: CuentoRelatos

    Todo pintaba de maravilla para que fuera una fiesta completa. Estaba toda la familia reunida y no era para menos, cumplir 35 años de casados no sucede a diario y mis abuelos lo estaban logrando. Llegaron los tíos de Toluca, los que viven en la ciudad de Puebla y hasta los de Monterrey. En fin, creo que en casa estábamos fácil más de 40 personas. Todos lucíamos creo que nuestras mejores galas, pero la que si se quedó corta con mi descripción fue mi prima Isabella. Ella viene de Monterrey, estudia en uno de las mejores universidades de la ciudad, mis tíos trabajan en una cervecera y ganan lo suficiente como para llevar una vida holgada, eso les permite tener algunos lujos extras; por ejemplo, tienen en casa servidumbre suficiente como para que mis tíos solo se levanten a desayunar y se vayan a trabajar sin preocupación. Y mi primita, bueno, ella vive de lujo. Siempre bien arreglada y con las mejores ropas, distinta al resto de las primas. Recuerdo perfectamente cómo iba vestida ese día, recuerde su aroma, exquisita. Toda ella es una muñequita. Llevaba puesto un vestido corto a medio muslo, unas pantimedias opacas y unas zapatillas, se veía como una reina. La verdad es que es muy presumida, pero lo hace porque sabe lo que tiene. Cerca de las 3 de la madrugada algunos de los tíos ya estaban bastante entonados, medio borrachos. Algunos de mis primos, los más pequeños ya habían caído dormidos por el cansancio. Otros más, quienes estaban conmigo ya también estábamos contentos por ...
    ... los tequilas bebidos. Isabella se había tomado solo dos copas de vino y se retiró a una de las habitaciones del segundo nivel, me imagino que no se sentía muy a gusto estar conviviendo con los jodidos de la familia. No pude evitar las miradas que le hacía a mi prima, se veía preciosa, me encantó. Sus piernas se veían delgadas, pero bien formadas. Cuando estaba ella sentada y cruzaba las piernas, yo intentaba agachar mi cabeza para ver si podía lograr ver algo más, pero era imposible. Cuando ella se subió a descansar, ya en mi mente estaba maquinando la forma en cómo llegar hasta la recamara. Después de unos cuantos tequilas más, ya con más valor que al principio, me despegué de los borrachos de mis primos y comenté que también me iría a descansar. Me subí a mi recamara, pero poco después y sin zapatos me fui a la recamara donde descansaba Isabella, pero esta cabrona le había puesto seguro por dentro, seguramente para que nadie la molestara. Casi me muero del pinche coraje. Regresé a mi habitación y me disponía a hacerme una chaqueta a la salud de Isabella cuando escuche unos pasos en tacones. Me incorporé y me pegué a la puerta para saber quién subía. Era Martha, la mamá de Isabella. Le tocó la puerta en repetidas ocasiones y le habló fuerte para que le abriera la puerta. De chismoso, abrí mi puerta y escuche una ligera discusión, Isabella no estaba a gusto en casa, mi tía le mencionaba que se aguantara y que por favor no volviera a cerrar la puerta, solo se cambiaría los ...
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