1. El piso (III: La cocina es un buen lugar...)


    Fecha: 07/11/2018, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... - pidió Esther. Nuria derramó un poco sobre la boca de Esther y esta lo mantuvo en ella para después besar a Jorge y pasársela boca a boca. La diversión de Nuria consistía en coger buches de cerveza y después escupirlos sobre sus dos amigos que follaban bajo ella como si de una lluvia dorada se tratara. - Tengo un regalo para ti - le dijo Esther a Jorge. Se levantó y se colocó a cuatro patas ofreciéndole su culo algo que él siempre había deseado. - te dejo que me lo hagas por el culo - le dijo con voz sugerente. En esa posición Esther acariciaba con un dedo la entrada de su ano, y lo introducía ligeramente para después chuparlo y humedecerlo. Jorge pudo ver aquel orificio pequeño y prieto que tanto deseaba. Era sonrosado y bajo él se observaba el pequeño bulto del sexo de Esther rodeado de una pequeña mata de pelo rubio que se encontraba mojada y goteando por la cerveza que ella misma había derramado sobre el. Su ano por el contrario se encontraba límpio y sin ningún pelo que pudiera estorbar aunque también estaba ligeramente mojado por la poca cerveza que había resbalado desde su coño. Era una visión que incitaba a lamérselo y humedecerlo con saliva. Jorge rápidamente fue hacia ella para no perder aquella oportunidad que tal vez fuera la única. - quieto, tranquilo, ...- dijo Nuria impidiéndole acercarse -... primero déjame preparártelo. Nuria se acercó al trasero de su amiga que estaba levantado y que parecía mirarla. Con sus manos separó sus nalgas y dejó expuesto a la ...
    ... vista todo su precioso agujero que comenzó a acariciar con sus dedos. Después de acariciarlo durante un corto tiempo que a Esther le pareció una eternidad, escupió sobre el y dejó a su saliva correr entre las nalgas para a continuación extenderla con su lengua sobre el orificio. Jorge observaba con detenimiento como Nuria metía incluso parte de su lengua dentro del ano produciéndole a Esther una sensación de gozo que exteriorizaba con grandes gemidos de gusto. - ¡escupe! - pidió Nuria a Jorge. El se acercó y dejó caer su saliva sobre el orificio que Nuria mantenía abierto con sus manos. Cuando su saliva cayó sobre él, Nuria lo extendió y lo llevó hasta dentro todo lo que su lengua le permitió. Para finalizar la preparación untó con sus dedos mantequilla por todo el orificio, incluso metiéndole dos dedos dentro para lubricarlo mejor, dejándolo brillante y resbaladizo. - ¡ahora es tuyo!,...¡encúlala!- le dijo Nuria. Jorge con nerviosismo y deseo acercó la punta de su capullo a la entrada de aquella cueva que le había estado esquivando durante tanto tiempo. El primer intento fue fallido y resbaló por el canalillo que formaban sus nalgas. Al segundo intento y con ayuda de Nuria, comenzó a entrar con cierta dificultad al tiempo que Esther gritaba no se sabe si de gusto, de dolor, o quizás por las dos cosas. Los gritos de Esther eran explosiones de gozo que cada vez que se acercaba al orgasmo aumentaban de volumen de tal forma que Nuria y Jorge tenían miedo de que los vecinos pudieran ...
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