1. Mis machos del campo: Siguen las confesiones


    Fecha: 10/11/2018, Categorías: Confesiones Autor: chabelita, Fuente: CuentoRelatos

    ... metió primero un dedo y después dos por el culo. En ese momento enloquecido empecé a moverme y a gritar como poseída, tenía la concha y el culo con carne de hombre, solo me faltaba la pija en la boca, así que me conforme con los besos y lengüetazos en la boca que les daba a los otros. Era indescriptible el placer de estar cogiendo y al mismo tiempo tener de espectadores casi pegados a mí a cuatro machos recalientes, así que entre alaridos de placer acabe varias veces, cuando sentí la leche tibia en la concha di un aullido que tapó el sonido de los truenos que retumbaban. En ese momento uno de los ¨espectadores¨ dijo: bueno Eduardo, ahora nos toca a nosotros, me saco de encima del llamado Eduardo y me llevo hacia la cama grande del fondo del tráiler, yo iba alzada en todo sentido, alzada por esos brazos fuertes y alzada de ganas de seguir cogiendo. Se tiro en la cama conmigo encima y me ensarto la pija en el acto, uno de los otros ahora sí pudo acomodarse detrás mío y metérmela por el culo, gozaba como una loca y empecé a pedir pija en la boca, se la chupe tan fuerte a uno que lo hice acabar en seguida y trague toda la leche, el segundo que se arrimó duro más, yo sentía los empellones de los dos que me estaban cogiendo y mamaba con avidez, no sé cuántas veces acabe, pero ellos tres lo hicieron casi al mismo tiempo. Trague toda la leche de la pija que chupaba y sentí al mismo tiempo los chorros tibios en el culo y la concha. En ese momento me afloje toda y me deje caer sobre ...
    ... el que estaba debajo de mí y ahí quede sintiendo como dentro de mí esas dos pijas se iban poniendo fláccidas. Sé que nunca poder expresar el estado de placer y satisfacción que sentía. Con los chicos en el campo gozaba como una perra, pero estos cinco hombres rudos y grandotes me habían dado la mejor cogida de mi vida. De a poco nos fuimos incorporando, pase por el baño y nuevamente me saque los pegotes de leche y fui a la mesa de la cocina, sentía mucho calor, así que me quede desnuda, ellos se sentaron conmigo, uno arrimó tazas de café, estuvimos en silencio largo rato, hasta que uno de ellos pregunto: quien sos, que haces sola en estos lugares desiertos? No quería decir nada sobre mí por temor a lo que podría pasar si un rumor de algo como esto llegaba al pueblo o a alguno de los campos vecinos. Les pedí que me entendieran, que prefería mantener todo en secreto, les había dado lo que querían y lo había pasado excelente con ellos, pero esta sería la primera y única vez que pasaría. El que parecía ser el jefe me ofreció que siguiera la campaña de cosecha con ellos, podría hacer de cocinera y de hembra de todos. Me causo gracia la oferta, pero le respondí que tenía trabajo y obligaciones, que estaba en pareja y que eso era todo lo que iban a saber de mí. Noté en sus caras el disgusto por la respuesta, les dije que entendía que estar solos meses enteros, sin mujeres y trabajando de campo en campo, yendo por caminos solitarios era angustiante, que la había pasado increíble con ...