1. El desafío: ¿Qué hacer cuando te desafían a coger?


    Fecha: 15/11/2018, Categorías: Primera Vez Voyerismo Autor: Arandi, Fuente: CuentoRelatos

    ... petite. De facciones más bellas que las de Pao, no estaba nada mal. Le dije que el día anterior me había dirigido a Paola sólo para averiguar dónde vivía ella. Me dejó pasar a su casa, sin mucho problema pese a estar sola. Creo que yo le gustaba. Sus papás andaban trabajando y sus hermanitos habían ido a la casa de junto con unos amigos. Tras persuadirla de que mi único interés en Paola había sido ella misma, en minutos, ya estaba sobre la Chapis en el sillón de la pequeña sala. Como me vi libre de actuar a mi antojo, le pedí que me llevara a su recámara. Ya ahí no hubo problema en sacarle sus pantalones y en meterme entre sus piernas para hacerle un fino trabajo lingual. Aunque antes, cautelosamente, coloqué mi mochila en el tocador, pues en ésta había preparado mi celular para que nos grabara, sin que ella lo notara. La chamaca me devolvió el favor al chupármela de tan buena manera que me di cuenta que no era una total novata en esas artes. De repente se levantó y fue al tocador, donde había dejado mi mochila. Temí que se diera cuenta del celular que nos grababa, pero no. Es que había ido a por un condón que sacó de uno de los cajones. “Vaya chica más preparada”, pensé. Mientras ella volvía a mamármelo, a la vez que yo sacaba el preservativo de su empaque, recapacité: “¿Cómo es que nunca antes me había cogido a una alumna?” Tras envolverme el pene en látex procedí a ensamblar nuestros cuerpos. Ella se abrazó de mí utilizando ambas piernas como pinzas que se cruzaron ...
    ... tras mi espalda. El movimiento principal venía de ella. Como una amante consumada, la Chapis me demostró que sabía moverse con cachondería y mocedad a la vez. Por su complexión, yo podía maniobrarla con facilidad y así la convertí en mi montadora. Fue así como, gracias a mi celular, guardé esas hermosas nalgas suyas para la posteridad. Ella sí que hacía rechinar los resortes del colchón. La cabrona sí que sabía moverse. Lo hacía delicioso y besaba con entrega. Con sus manos apoyadas hacia atrás me entregó de lleno su pubis. De ella salieron todas las posiciones que hicimos. “¿De dónde salía tanta experiencia?”, me pregunté, al mismo tiempo que palpaba su tierna edad. Le retiré la camiseta, pero cuando procedía a hacer lo mismo con el brasier me vi interrumpido. La grabación no había sido perfecta, cuando se la mostré a Jimena ella me reclamó por ello, pero le expliqué que al haber ocultado el cel en la mochila no tenía posibilidad de ver que sí y que no saldría en la grabación, pues no veía la pantalla, obvio. Y sí, la calidad de grabación de mi teléfono también dejaba a desear, pero era lo que había. —Está bien —dijo Jime—. ¿Y por qué dices que ya no le siguieron? —Pues le tuvimos que parar porque regresaron sus hermanitos. Aunque, afortunadamente no contaban con llave así que tocaron el timbre, lo que nos dio chance de vestirnos. Jime rió. —La próxima yo te ayudo —me la quedé viendo—. Es decir, yo grabo mientras tú te la tiras. Ya sólo te faltan dos. —Y no me puedes dar un ...
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