1. Mi Madre


    Fecha: 18/11/2018, Categorías: Incesto Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Mi madre fue mi amante. Hoy hace un año que murió mi madre de cáncer y en su memoria quiero escribir la historia de amor más bella que jamás se pueda nadie imaginar, la historia de una relación entre una madre y una hija, que fueron amantes durante veinticinco años. Me llamo Sara y tengo 36 años. Estoy casada con un hombre maravilloso desde hace ocho años y tengo una preciosa niña de cuatro. La historia que voy a contar, la verdadera historia de mi madre y yo es conocida por mi marido. Claro está que él no lo admitió de entrada y que casi nos cuesta la separación, pero más tarde tuvo que rendirse a la evidencia de que el amor entre mi madre y yo iba mucho más allá de lo que supone una relación sexual y que la entrega de dos personas que se aman no resta ni un ápice al amor por otras personas, si no más bien lo aumenta. Por supuesto que gozamos todos esos años de maravillosas relaciones sexuales con gran pasión, pero también he dado a mi marido en ese aspecto incluso más de lo que él mismo esperaba. El comienzo de nuestra historia se sitúa cuando yo estaba a punto de cumplir los once años. Mi madre tenía entonces 33 años y había quedado viuda antes de nacer yo. Estando ella embarazada de cuatro meses mi padre murió en accidente de tráfico, lo que había hecho que ambas estuviéramos más unidas de lo normal. Hasta ese momento, tres días antes de mi cumpleaños, nuestras relaciones siempre habían sido las de una madre y una hija “normales”, si ningún atisbo de atracción sexual. ...
    ... Por supuesto que mi madre me parecía guapa. Era mucho más que guapa, era realmente hermosa y parezco haber heredado esa belleza. Vivíamos las dos solas a mi pesar pues yo siempre la animaba a que se volviera a casar porque me daba pena verla sin un hombre al lado, imaginándome la soledad de sus noches. Yo era muy precoz en cuanto al sexo se refiere y me masturbaba casi todos los días desde los ocho años. Había tenido pocas experiencias, sobre todo referidas a toqueteos con alguna compañera y algún amigo. Por todo ello me imaginaba que mi madre querría tener a alguien en su cama, pero ella siempre decía que no se casaba porque quería dedicarse por completo a mí. Una noche estaba yo en mi cuarto, metida en la cama intentado dormir porque al día siguiente tenía colegio, pero estaban poniendo una película en la televisión (yo tenía una en mi cuarto) que no recuerdo muy bien. Lo único que recuerdo de ella es que era de esas de comienzo de la transición y en la que se pasaban casi toda la película desnudándose todo el mundo sin ninguna causa aparente, solamente “por exigencias del guión”, como se decía entonces. El caso es que yo, añadiendo a mi natural calentura la tal película, me estaba poniendo calentísima. Mi madre estaba también en su habitación y yo suponía que leyendo algún libro. Era verano y yo estaba encima de la cama sin taparme, vistiendo exclusivamente unas braguitas, ya que mi ausencia total de tetas no requería ninguna otra prenda. En la película había una pareja, un ...
«1234...»