1. Bazar femenino (Cap. 2)


    Fecha: 21/11/2018, Categorías: Dominación Autor: ALTEZA, Fuente: CuentoRelatos

    ... madre pueden seguir de esclavas domésticas con el horario abierto tal y como se han venido desempeñando estos años, pero si compramos otras dos, podremos usarlas de mulas y en vez de arar la tierra con tractores, podemos ahorrarnos el mantenimiento y que las nuevas esclavas trabajen la tierra”. Al padre le agradó la idea por lo que al día siguiente se dirigieron al pueblo, dejando así que las yeguas se repusieran mientras que su madre y hermana los atendían como reyes. A la mañana siguiente el joven Amo hizo escuchar las acostumbradas palmadas y enseguida aparecieron las perras para besarle los pies, para después adoptar la pose de adoración y esperar las órdenes a cumplir. El joven Amo dio la orden de que alistaran el carruaje junto con las yeguas, ya que en breve visitarían el pueblo. Las domesticas lamieron sus pies y se dirigieron a cumplir la orden A los pocos minutos ya estaba listo el carruaje con las yeguas en espera de sus Amos. Apenas sus dueños subieron al carruaje las esclavas empezaron su trote y darle velocidad para demostrar a sus dueños que se desempeñaban tal y como ellos esperaban, tanto así que decidieron no trotar, sino que ese día galoparon sin que sus Amos se los hicieran saber mediante la rienda de dirección. Ya que ese día por su cuenta las yeguas tomaron la iniciativa de galopar en vez de trotar, el tiempo se ...
    ... redujo a la mitad, mismo tiempo que el par de Amos aprovecharon para buscar detenidamente a ese par de mulas que se encargarían de los campos de arado de la hacienda. Después de pasearse por el bazar un buen rato, encontraron a dos muchachas que bien cumplían los requisitos de sus futuros Amos, cada una de ellas trabajaría un turno de 12 horas continuas, una trabajaría de día y otra por la noche, así la producción sería doble y la ganancia también. Les hicieron el examen acostumbrado, sus agujeros y dentadura, pero esta vez pidieron una prueba de resistencia para verificar si les convenían o en dado caso seguir su búsqueda. Las esclavas superaron la prueba, pero al ser una prueba rápida, la resistencia no fue probada adecuadamente, así que de regreso fueron seis en vez de solo cuatro yeguas. Al retornar a la hacienda las perras caseras como siempre salieron a lamer los pies de ambos Amos; inmediatamente después del ritual, se les ordenó llevar a las mulas a los campos de arado y las pusieran a preparar la tierra para después empezar a trabajarla. Todo marchaba sobre ruedas, ahora tenían esclavas que cubrían todas y cada una de las tareas diarias de la hacienda. La idea que tuvo el joven Amo pronto empezaría a generar ganancias continuas al haber duplicado de un turno de 12 horas, a cumplir ahora las 24 horas del día y así acelerar la producción. 
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