1. Historia del Chip 018 - Vida nueva, hermana nueva - Kim 008


    Fecha: 23/11/2018, Categorías: Grandes Relatos, Lesbianas Autor: chopin, Fuente: CuentoRelatos

    ... de Mary. El roce con el tejido del chándal la molestaba y la excitaba. Más de una vez Roger había llevado una camisa de franela. A Kim se le quedaban en esas ocasiones los pezones hinchados y sensibles. Cuando Mary deshizo la postura, Kim lanzó un suspiro. Quería tocarse, aliviar su piel, la sentía quemada. Con un último acto de voluntad, se lo pidió a Mary. —Por favor, necesito enfriar mi piel. ¿Puedes acariciarme y frotarme con algo de aceite? Mary, disimulando, reaccionó. —Perdona, no me había dado que te molestaba mi chándal. Voy a buscar el aceite. Cuando volvió con el mismo, Kim estaba por encima de la cama, incapaz de soportar el peso de la manta o el tejido de la sábana. Mary se untó las manos de aceite y comenzó a acariciar los pies. —Ponte boca arriba, piernas abiertas, las manos en el cuello y cierra los ojos. Te daré un masaje que te relaje. Kim quería que le untase los pechos, los muslos, la vagina. Pero acertó a no hablar. Los pies no habían sufrido en absoluto y en cambio fue lo que Mary estuvo acariciando tanto rato que Kim terminó por relajarse. Entonces Mary le frotó con aceite las piernas y por fin la vagina y los labios impúdicamente expuestos. Sólo después de eso, se acercó a los muslos, realizando movimientos circulares. Kim terminó untada de aceite dándole a la piel un tono muy atractivo. Cuando Kim esperaba que ahora le pusiese en los pechos, que habían sufrido lo indecible, Mary le dijo que se diese la vuelta sin mover las manos de la nuca. Sin ...
    ... entender realmente por qué hizo caso, acaso no fuera que se acabase el masaje abruptamente. No resultó fácil de hacer y los pechos quedaron descolocados y por debajo. El dolor se reactivó. —Ahora sube un poco hacia la cabecera. Manos en la nuca y no eleves la espalda. Kim obedeció como pudo. Los pezones y los pechos estaban en contacto con la rugosa manta y no resultaba agradable que empujaran hacia arriba de esta manera. —Bien, ahora quieta. Mary comenzó otra vez por la parte de abajo que no se había expuesto a la fricción. Kim volvió a comprobar su habitual excitación y sabía que Mary tenía visión directa a su vagina. No movió ni un músculo para no traicionarse. Centró sus pensamientos en sus pezones, peleándose con los hilos de la manta. Todo empeoró cuando el culo alto y tonificado de Kim obtuvo el aceite. La excitación era su dueña. El siguiente turno fue de la espalda, que no sólo recibió la exhaustiva atención de las manos de Mary, sino que por momentos apretaba con fuerza hacia abajo. Si hubieran estado en el suelo, hubiera friccionado todavía más los senos aprisionados. En este caso, el colchón bajaba un poco y los senos se frotaban todavía más embrollándose con las molestas hebras de la manta. Cuando, ya boca arriba, el aceite llegó a los pechos doloridos y excitados de Kim, pegó un grito de dolor. Siguiendo las órdenes giró de igual manera, con las manos en la nuca. Mary había presionado demasiado tratando de que el aceite fluyese hacia dentro. Los pechos eran lo último. ...
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