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    Fecha: 25/11/2018, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    Con este relato, empiezo una serie de vivencias sexuales en mi largo andar como swinger single; lo hago a manera de introducción a los subsecuentes relatos que publicaré ya con "retratos escritos" de la rica variedad en mi vida sexual Que desde cuando estoy en esto? creo desde que nací, bueno dejen soñar no?; Allá por los años 60's como por el 63, escuchaba a mis mayores hablar de una historia que se genera en plena 2a. guerra mundial, se platicaba de unos soldados norteamericanos que regresaron de una misión en el frente de batalla y se encontraban en un bar ó, no recuerdo el nombre, en uno de esos lugares que colocaron exprofeso en los cuarteles, donde podían desestresarse, al "calor" de una buena tanda de cervezas frías ó en su defecto, perderse en la benigna nebulosa de una o varias copas de vino; en fin, estos soldados (que parece ser eran de alto rango) acudieron a ese lugar en compañía de sus esposas y se dedicaron después del deber cumplido, a los escarceos propios de ese sitio, donde, obvio, se conocían todos a grado tal que a veces olvidaban que existían jerarquías y al calor de lo bebido organizaban fiesta hasta altas horas de la noche. En ese tenor, ya muy entrada la noche, los oficiales en cuestión se encontraban por demás contentos y desinhibidos y sus esposas por el estilo; en eso, la música pasó de lo ruidoso a algo más bailable, más lento, más romántico, más . . . erótico!, al escuchar la melodía, se levantaron a bailar y a la mitad, decidieron cambiar de ...
    ... pareja y, sería el alcohol, el gusto de la fiesta ó . . . el diablillo del placer, los asistentes al lugar les aplaudieron y los motivaron a continuar en la pista si se le podía llamar así al pequeño espacio que tenían para bailar; a la siguiente pieza todavía cambiados de pareja, bailaron aún más provocativos que la primera vez pues se pegaron a su pareja de baile y empezó un juego de coqueteo entre ellos y era eso, un juego, simple y llano sin mayor deseo que el de divertirse pero, entre juego y juego sin darse cuenta, una de las parejas tocó sus labios, fué . . . un beso rápido, leve, como el aleteo de un ave que nos roza al volar bajo, pero tan bajo que . . . caen nuestras defensas y nuestro desvarío nos lanza al insondable pozo del deseo sin más atadura al mundo real que el endeble lazo de nuestros sentidos!; los que solo miraban enmudecieron, se exacerbaron los sentidos, el ambiente se hizo pastoso y se sintió un aire de sexo, de deseo; los sentidos se manifestaron a flor de piel, dejaron sus bebidas en las mesas y se miraron unos a otros, sin entender en que momento cambiaron las reglas del juego, sin comprender aún el alcance de lo ocurrido en la pista, los bailarines se detuvieron y, así casi sin darse cuenta, se abrazaron con deseo y unieron sus bocas Y dejaron que su líbido se derramara en el río desbordado y caudaloso de la pasión, todos los demás callados, con la boca seca y la mirada perdida en aquellas parejas que, sin recato alguno, se besaban y acariciaban para ...
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