1. Un fin de semana multiorgásmico


    Fecha: 28/11/2018, Categorías: Erotismo y Amor Autor: Norah, Fuente: CuentoRelatos

    ... contra él, quedando su pene en medio de mis nalguitas duras y excitadas. Tomé una de sus manos y la guie debajo de mi remera hasta uno de mis senos, noté cómo dio un respingo al ver que no llevaba corpiño. Empezó a jugar con mi pezón, lo apretaba, tiraba de él y masajeaba con fuerza y desesperación. Nadie se daba cuenta de lo que estaba pasando, todos estaban con los ojos sobre el escenario. Entonces decidí dar un paso más. Disimuladamente bajé una mano y liberé su pene del elástico del pantalón guiándolo hacia debajo de mi pollera y posándolo entre mis piernas justo en la entrada de mi sexo que estaba empapado. El roce comenzó a surtir efecto, cada vez estábamos más calientes y cada vez nos importaba menos lo que pasaba alrededor. Tenía los ojos cerrados y él recorría mi cuerpo descaradamente mientras su pija intentaba entrar dentro de mí con la barrera de la tanguita. No aguantaba más lo quería ya y todo para mí. Por primera vez me di vuelta y mirarlo a los ojos fue la peor decisión: -¡Vamos ya! – dije y no fue necesario intercambiar una sola palabra más. Salimos directo hacia el estacionamiento. Yo caminaba delante de él entre la multitud y él aprovechaba cada vez que parábamos para besar mi cuello y apoyarse en mí. Fuimos hasta mi auto y me vi tentada a hacerle todo y más en ese lugar, pero no. Le mandé un mensaje a mis amigas: “Chicas, estoy vieja. Pasé muy lindo pero necesito descansar. Nos vemos el lunes, las quiero”. Y sonreí triunfante: encerraría a ese hombre ...
    ... desde las 23:30 del viernes hasta la misma hora del domingo sin darle tregua. Fuimos hasta un hotel cercano de cuatro estrellas, muy lindo, de los que suelen usar los turistas. Esta vez era una extraña en mi propia ciudad a punto de tener el sexo de mi vida con mi desconocido preferido. Habitación 709. Doble traba en la puerta. Y seguíamos sin hablar. Tal vez porque todo estaba muy conversado desde antes en nuestras eróticas charlas virtuales. Entonces no lo dudé un segundo, lo tiré sobre la cama con un empujoncito y me puse sobre él. -Sácate la remera- le dije, mientras me quitaba la mía. Él obedeció. Lo até de las barandas de la cama, una mano con cada prenda que nos habíamos quitado. Lo mismo hice con sus pies. Uno con mi pollera y otro con su pantalón de deporte. Él se dejaba y yo lo tenía ahí, desnudo y erecto en una cama por 48 horas. Estaba en Disneylandia. Bajé las luces. Pero no las apagué. Quería poder ver todo lo que tanto tiempo habíamos estado deseando. Entonces comencé a besar su cuello, su pecho, su abdomen. Bajé hasta la entrepierna y los muslos. No podía quitar los ojos de su pene que temblaba ante mi presencia y que me moría por devorar. Entonces me acerqué suave a la punta y comencé a meterlo lentamente en mi boca, suave, presionando con los labios desde la punta hasta la base y así, hacia arriba y hacia abajo. Lo saboree como si fuera un dulce. Lo mordí despacito, lo recorrí con mi lengua mientras lo miraba a los ojos, hasta que sentí que no aguantaba más y ...
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