1. Esclava y sumisa


    Fecha: 28/11/2018, Categorías: Confesiones Autor: ámbar coneja, Fuente: CuentoRelatos

    ... di una bombacha negra con encajes muy fina y le exigí que la use durante toda esa semana. Mientras la veía cambiarse me toqué un poco por encima del vestido sin que ella lo note. Luego le dije que me gustaría verla preñada de mi hijo, tratando de convencerla de que es un lindo chico para ella. Sabía que no tenía novio, y el olor a poco sexo que irradiaba era evidente. Una tarde Lurdes barría el patio que da al dormitorio de Mateo, y yo justo había entrado a dejarle la notebook. Lo vi que la pispeaba por la ventana con una mano bajo su short. ¡pajeate nene, quiero que te pajees mirándola!, le dije nerviosa y huí avergonzada. Salí al patio, y mientras veía a Mateo sentado en el mismo lugar hice que Lurdes se mueva con la escoba cerca del ventanal. Vi que ella miró hacia adentro, y la escuché decirle clarito: ¡estás calentito eh?! Inmediatamente me acerqué y le hice repetir eso. Se negó, pero no pudo con la presión de imaginarse despedida. ¡perdón señora, es que su hijo se estaba tocando, y vio que una mira sin querer, y eso nomás… le juro que no vi mucho!, dijo sollozando. Ese día no lo soporté y le dije: ¡vamos, vení conmigo, quiero verte chupándole la pija chiquita! La agarré del brazo y medio a las atropelladas entramos al cuarto de Mateo, que ya veía chanchadas en la compu. ¡apagá eso vos, que la tía Luly te va a sacar las ganas de pajearte… dale nena, pelá las tetas y hacé lo que sabés!, dije antes de cerrar la puerta y desaparecer. Corrí a la ventana como un huracán para ...
    ... no perderme nada. Vi cómo Mateo se tocaba el pito y ella le mostraba las gomas desnudas. ¡agachate y sacale la lechita!, le grité, y ella se acercó solo para masturbarlo. ¡dale, o te echo putona!, la amenacé, y entonces empezó a fregarse de a poquito la pija de mi niño por la boca, las tetas y la carita. ¡Mateo, desvestite, y vos olé toda su ropita Luly, hasta sus medias, y chuponéalo todo… después comételo a besos!, se me ocurrió ordenarles. Ella se pasó toda la ropa de Mateo por la nariz, mientras él intentaba bajarle la calza y ella no lo dejaba. Eso me ponía nerviosa. Pronto se lo devoraba a besos, y mi hombresito gemía de placer. Casi le acaba en las manos! Pero apenas le pedí que se la trague se dedicó a chuparle hasta los huevos. Mateo se la dio toda en la boca y ella se la tragó sin titubeos. Enseguida la fui a buscar para tomar unos mates y preguntarle si le había gustado. No respondía. Tenía las mejillas rojas y temblaba como asustada. Pero cuando le pasé la mano por la entrepierna haciéndome la boluda y le toqué la calza empapada le dije que un buen pete no se le niega a nadie, y menos al hijo de la patrona. Al tiempo le pedía que si usaba el baño no cierre la puerta. Me gustaba charlar con ella mientras la escuchaba mear. La olía toda apenas entraba a casa, la hacía lavar los pisos con la calza o el pantalón por las rodillas, algunas veces le daba besos en la boca cuando nos despedíamos, y ella decía: ¡no señora, no me gustan las mujeres, no me haga esto!, Y dos ...
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