1. Una travesti follandome


    Fecha: 15/10/2017, Categorías: Transexuales Autor: nando4x4, Fuente: xHamster

    La primera experiencia con un travesti mulata, lo interesante de esto es que cuando le vi su polla quede impactadoEn la página de rélax de un periódico de tirada nacional se anunciaba una “travesti explosiva superculona y superpollona, especialista en sexo activo sin dolor”. Aquel anuncio, sin duda, me llamó poderosamente la atención, tanto que martilleaba en mi interior y una calentura indescriptible me hizo marcar el número del anuncio.Una voz femenina, con acento sudamericano, y cachonda, muy cachonda, me sugerió que quedáramos, que su apartamento era muy discreto, que si era mi primera vez no me iba a doler, que lo hariamos muy despacito, que su polla (como dos latas de coca cola) me iba a convertir en un vicioso, que todas las noches me acordaría del biberón… Tan caliente me puso que, recien llegado a Madrid, no había hecho más que llegar al aeropuerto, comprar el periódico y llamar a Rosalinda (así se llamaba), pedí al taxista que me llevara directamente a la dirección indicada.Rosalinda me había dicho que volviera a llamar por teléfono cuando llegara al número de la calle, para señalarme el apartamento al que me tenía que dirigir.– ¿Ya estás aquí, cariñito?. Uhmm. te voy a reventar… Sube al tercero derecha y pega tres veces en la puerta, verás qué cosita tengo para ti.Rosalinda estaba lanzada, como si nos hubiéramos encontrado muchas veces. Y esa naturalidad y cachondez con que me trataba, me dominaba por completo. Estaba totalmente ciego, como ido. Debo reconocer que ...
    ... era mi primera vez con una travesti, pero que llevaba años, yo no sé por qué, soñando con comerme una buena polla que me follara bien follado después; y con esa polla siempre había un cuerpo de mujer, voluptuoso, con buenas tetas y buen culo, porque aunque me atraigan las pollas, los hombres no me gustan en absoluto. Esa travesti me estaba volviendo loco, había una parte de mí que advertía el peligro de subir a un apartamento desconocido, de perder mi condición heterosexual, pero otra parte me corrompía, me repetía las frases de Rosalinda: – Te voy a reventar, verás qué cosita, no te dolerá, pedirás biberón…; y me empujaba hacia arriba, hacia el tercero derecha, irremediablemente, hasta pegar tres veces en la puerta.– Hola, mi amor, pasa. Ponte cómodo.Rosalinda apareció ante mí como un angel. Morena, casi mulata, con los labios muy gruesos, operados; dos enormes tetas y unas piernas larguísimas. Me dio dos besos y me di cuenta que casi me sacaba una cuarta.– Bueno, dime mi amor, qué quieres, qué hacemos. Uy, estás muy nervioso, tranquilízate hombre, soy especialista en principiantes y en penetración sin dolor, ya te lo he dicho.Esta maldita mulata parece que leía mi pensamiento, que conocía mi vida, que era dueña de mi conciencia. Sabía que era primerizo y que deseaba estrenarme con una travesti superculona y superpollona como luego ella me demostraría.– A ver, a ver, papito, qué llevas en la cartera. Uy, 200 euros, y la foto de tu mujer y tus hijos. Olvídate ahora de ellos y ...
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