1. Acompañé a mi primo a una consulta m


    Fecha: 02/12/2018, Categorías: Masturbación Tabú Autor: marcelalita, Fuente: xHamster

    Fui a visitar a mi abuela y me presentó a un primo hermano mío, no lo conocía, si bien conocía su existencia. Familia ensanbladas , desavenencias de su madre con su hermana, mi madre, y los más de mil kilómetros que nos separaban hacía que nuestro desconocimiento mutuo fuera atroz.Ambos por entonces recién pasados los treinta años de edad enfrentábamos un fracaso matrimonial, ambos llevábamos unos meses de separados y estábamos en el proceso de divorcio.La charla con la abuela fue fluida y dio pie a un encuentro. Mi primo había dejado su ciudad natal y se quería radicar en Buenos Aires, mi ciudad, ello le significada un cambio total de estilo de vida en una ciudad que no conocía. Si bien estaba en casa de mi abuela quería alquilar un departamento pequeño, en una ciudad que no conocía.En el segundo encuentro salieron a relucir necesidades comunes, una inmobiliaria para alquilar un departamento, un abogado para hacer el trámite de divorcio, contactos para buscar trabajo, todo aquello que un recién separado o separado busca sintiéndose un náufrago aferrado a un escarbadientes en medio de una tormenta en el mar.Un tema que tocamos y que es un mal de familia es la lucha contra los kilos, aproveché y le comenté que mi médica ginecóloga también era dietista y me había en ello, sobre todo en la importante pérdida de peso luego de mi separación.En esos días debía verla para mi control médico anual, le conté de mi primo y me dijo que no tenía problema en verlo. Cuando lo ví me dijo ...
    ... que no le parecía mal, pero hombre de ciudad chica del interior, no quería ir solo a verla. Se imaginaba solo acosado por las miradas de las pacientes femeninas de un consultorio ginecológico.Acepté, le coordiné la visita, y ahí fuimos, el largo trayecto en colectivo le hizo dimensionar la Gran Ciudad. Nuestra charla discurrió en cosas vanales y sobre todo en hablar de nuestra familia, desconocida para ambos.El calor del enero de Buenos Aires, el tiempo de viaje, el húmedo clima hicieron que mi primo tuviera una transpiración evidente. Yo vestida solo de solera, ojotas, una tanga y sin brasier estaba también acalorada, pero en apariencia más fresca. En el camino me pareció que los ojos de él se concentraban en mis senos, visibles según yo me colocara, sobre todo cuando él estaba parado a mi lado, y yo sentada en el colectivo.Ya en el consultorio se dio lo que él imaginaba, mujeres y sólo mujeres en la sala de espera. Nosotros aparentábamos esos matrimonios que el esposo acompaña a la mujer al médico.En la espera casi no conversamos, intercambiamos alguna sonrisa nerviosa nada más, hasta quedar solos los dos y la secretaria de la médica a la cual la aboné la visita particular.Al llamarnos lo hacen por mi nombre, medio de un empujón lo instroduzco en el consultorio, familiar para mí, desconocido para él. La médica me besó y cuando lo quiso hacer con él le tendió la mano obligándole a ella a acercarle su mejilla.No había duda que él estaba incómodo, nos sentamos y cosa de mujeres ...
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