1. Desafío de galaxias (capitulo 67)


    Fecha: 31/08/2017, Categorías: Grandes Series, Autor: calvito, Fuente: CuentoRelatos

    ... yo también, —añadió Oriyan riendo— y nos viene bien. —Desde luego, en una gran noticia. —Calculamos que aquí, tienen unos seis millones de soldados. —Eso pensamos nosotros también; no ha traído a todo su ejército. —Como cambian las cosas, —afirmó Oriyan— se muestran mucho más cautelosos desde que no pueden sacrificar tropas. —Y eso les hace mucho más peligrosos, —dijo Marisol mientras Oriyan asentía— ya no se pueden lanzar a lo loco, y han demostrado, como no me harto de repetir, que aprenden rápido. —Bueno, te dejó, tengo una batalla que ganar, pero solo quiero decirte que, me da la impresión, de que las tropas que no están aquí, las encontraremos en Próxima Tambedris. —Sí, lo sé, su conquista no va a ser tan fácil como pensaba. Me pondré a trabajar ahora mismo. —De acuerdo. Un beso. —Un besito a ti también. Marion e Hirell, retozaban en la cama después de haber estado haciendo el amor como hacían siempre nada más llegar a su habitación. Recostada sobre el torso de su chico como una gata de angora, Marión, meditaba. —¿Cuándo me vas a decir que has decidido? —¿Sobre qué, mi amor? —preguntó a su vez Marión, aunque sabía perfectamente a que se refería. —¡Venga nena!, no me torees, —exclamó armándose de paciencia. —A ti, ¿que te gustaría? —Lo sabes perfectamente, ¿por qué me lo preguntas? —¡Porque no lo sé! —¡Si lo sabes! —exclamó Hirell incorporándose y abrazándola mientras la tumbaba sobre la cama—. ¡Venga dímelo! —No voy a regresar al monasterio: he decidido arriesgarme. ...
    ... —¿Arriesgarte a qué? —A que dentro de unos años, cuándo este arrugada como una pasa y tenga las tetas caídas, ya no me quieras. —Me da igual que tengas las tetas caídas, y si a ti, eso te preocupa, pues te las operas y en paz. —Pero… —Es una decisión tuya, tú eres la que tiene un problema con la futura solidez de tus tetas, —bromeó Hirell besuqueándola. —Pero es que yo quiero estar guapa para ti, —protestó Marión intentando zafarse de sus besos. —¡No empieces con tus neuras! Te lo repito: me da igual. —Pero es que… —¡No sigas!, te lo advierto, o llamo a Marisol y te lleva de la oreja a ver otra vez a la reverenda madre. —¡Joder no! —¿A no? yo creía que te gustaba hablar con ella. —Claro que me gusta, pero no cuándo me revuelve el coco, y menos cuándo me monta en ese cacharro. —¿Cuándo te revuelve el coco, o cuándo te lo arregla? —Vamos a cambiar de tema, —intentó zanjar Marión. —¡Vale! Y con el monasterio de Akhysar, ¿qué va a pasar? —Según los reconocimientos aéreos, está muy dañado y seguramente sufrirá más cuándo asaltemos el planeta. Cuándo termine la guerra, lo reconstruiremos y Loewen se hará cargo de él. La reverenda madre quiere que vuelva a tener el esplendor que tenía antes de la guerra. —Y que tú le diste. —No, no, no; no exageres. No tuve tiempo de hacer todo lo que quería. —Pues menos mal, si llegas a tener más tiempo habrías eclipsado a Konark. —¡Hala! Ya te has pasado. —Es lo que he oído comentar. En Zoltan Tedra las operaciones se desarrollaban como estaba ...
«1234...»