1. Infidelidades consentidas a mi novia


    Fecha: 02/12/2018, Categorías: Infidelidad Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Infidelidades consentidas de mi noviaSiempre me ha atraído la idea de que mi novia me pusiera los cuernos, pero claro, era algo que no me atrevía a contárselo. Durante algunos meses estuve leyendo historias de infidelidad por internet, pero el problema es que la mayoría son inventadas, y a mi sólo me interesaban aquellas que contuviesen rasgos de credibilidad. Tampoco me gustaban aquellas de sumisión, ni de matrimonios. Lo único que buscaba son experiencias de chicos a los que su novia les hubiera puesto los cuernos y lo hubieran superado. Lo cierto es que cada día que pasa las mujeres son más infieles y el número de novios con cuernos aumenta considerablemente. Pues bien, conforme pasaba el tiempo, tenía más ganas de que sucediera. Mi novia, una preciosa muñequita de 20 años, tomó la decisión, muy a mi pesar, de irse a estudiar un año entero a otro país. Cuando conocí la noticia, mi mundo se vino abajo. Sin embargo, traté de no expresar demasiado mis sentimientos, pues ella buscaba mi apoyo y compresión. Me prometió que se compraría un móvil y que así podría llamarla todas las noches para sentirla más cerca. Pasaron los meses, y cada vez estaba más cerca el momento de la despedida. Nos prometimos vernos, como mucho, cada 3 meses. El último día hicimos el amor como locos, y cuando quise darme cuenta, ya se había ido. Al volver del aeropuerto me mordía los labios de tristeza, y decidí dar un paseo por el puerto, lugar donde siempre he ido a descargar mis peores momentos.Mi ...
    ... chica se alojaba en casa de una familia, hacía vida de estudiante, y compartía conmigo los últimos minutos del día, por teléfono, justo antes de acostarse. Las primeras semanas pasaron muy rápido. Poco a poco, volvieron a mi cabeza aquellos sentimientos de que me pusiera los cuernos. La verdad es que, pensándolo bien, lo tenía todo a mi favor, ya que ella estaba en un país distinto, donde nadie la conocía. Tenía que dar el paso. Tenía que tragarme esa sensación de culpabilidad y hablarlo con ella. Al fin y al cabo, era mi novia, y supongo que yo debía contarle todo y que ella debía entenderme. Además, ¿qué era lo peor que podía pasar? Supongo que me dijese que estaba loco y que jamás haría tal cosa. Si fuese así, olvidaría el tema para siempre.Pero... ¿y si a ella no le desagradase la idea? Decidido, tenía que dar el paso. Ese día, cuando la llamé por la noche, cada uno con su móvil desde la cama (utilizaba tarjetas de llamadas que compraba en las ramblas de Barcelona) le dije que necesitaba masturbarme, y que por favor me ayudase. A los dos nos gustaba el sexo telefónico, pues era la única forma de sobrellevar esta separación temporal. Comenzó a decirme cosas eróticas y a poner esa vocecita capaz de derretir a cualquiera. Fue maravilloso. Al terminar, me limpié con unos clinex y le dije que ahora le tocaba a ella. Le propuse que se relajase y que hiciera todo lo que fuese diciendo. No voy a dar detalles ya que no son importantes para el contenido de mi historia, pero sí tengo ...
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