1. Los pies de mi hermana


    Fecha: 03/12/2018, Categorías: Fetichismo Autor: ámbar coneja, Fuente: CuentoRelatos

    Es muy extraño cómo pasó todo entre nosotros. Mi hermana Jazmín no tenía como prioridad festejar el día del estudiante. No se relacionaba mucho con sus compañeros, a pesar de que es lógico en un primer año universitario abarrotado de alumnos. Ese día yo estaba en mi casa porque mi mujer salía con sus amigas, y decidí pasar por la casa de mis viejos. Como no me esperaban, apenas mi madre me abrió vi la silueta de Jazmín en ropa interior cruzar muy rápido por la cocina, como buscando protegerse de mi mirada. Mi viejo dormía la siesta, y mi madre tenía que salir a entregar unos pedidos, ya que vende cosméticos. Tomé un jugo con ella, me contó algunos detalles de las reformas que pensaban hacerle al quincho y al bañito del patio, y se fue apurada. Cuando Jazmín volvió me saludó con las mejillas coloradas de la vergüenza, ahora con un vestido corto pero discreto, el pelo atado y con unas ojotas re facheras. Le dije que no sea tonta, que el que la importunó fui yo y, que no se culpe por eso. Hablamos de la facu, de mi prima y de sus dificultades para terminar la tesis de psicología, de la salud de la abuela y de un libro de Castaneda. De repente se me ocurrió preguntarle si no quería salir al parque, a una placita o a cualquier lugar al aire libre. El día estaba precioso, el sol era pura generosidad y, corría un vientito lleno de aromas frutales por el estallido de tanta polinización. Dijo que sí, y nos fuimos sin pensarlo más. Compramos un yogurt bebible, unos sandwichs de miga, ...
    ... una gaseosa, unas galletitas y subimos a mi auto para buscar un sitio. Cosa que no fue sencilla porque, todos celebraban como hormigas apretujadas hasta en las estaciones de servicio. Plantamos bandera en un parque bastante lejos de la ciudad, en el que había solo un par de parejitas. No me gustó mucho la idea de que hubiese forros usados por todos lados. Pero era el único lugar con poca gente. Nos sentamos en una esterilla que siempre llevo en el auto para estas ocasiones. Comimos algo, hablamos de otras cosas mientras, no sé por qué jugada del destino yo sentía que la pija se me paraba. Le miraba las tetas a Jazmín muerto de terror por dentro, y mi erección era insoportable. Pero no podía evitar hacerlo. Nunca la había mirado con las hormonas tan inquietas! En mi mente vagaba su silueta en tanguita y corpiño escapándose pudorosa de la cocina a su cuarto, y no podía silenciar a mis pensamientos. De pronto se quitó las ojotas y puso mis pies sobre mi regazo. Suspiró cuando por un acto involuntario le acaricié uno de ellos, mientras ella servía yogurt en un vasito. Pensé que había sido por el frescor del aire. Pero me desordenó el bocho cuando dijo: ¡tocame los pies Nico, dale, un poquito más! Me mandé el sándwich a la boca de una y le acaricié los pies con ambas manos, mientras veía cómo un hilito de yogurt le caía por el mentón hasta derrapar en el escote de su vestido. Además cerraba los ojos y se hamacaba para los costados. Su cabello se reunía con los colores vivos de la ...
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