1. Un arreglo muy completo


    Fecha: 07/12/2018, Categorías: Gays Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... y me penetró con fuerza. Fue una manera estupenda de despertarme. Después de correrse con ganas, se metió a la ducha y yo me quedé, aún excitado y satisfecho, unos minutos más en la cama, disfrutando del sol que ya entraba por el amplio ventanal abierto y me acariciaba y calentaba el cuerpo. Mi ligue terminó de ducharse, se secó, se vistió, me dio un beso y un azote cariñoso en las nalgas, y se despidió para regresar al centro en el Metro. "Oye, me dijo, no hay agua caliente. No importa con el calor que hace, pero quizá tienes el termo estropeado". Mi ligue se marchó y yo me levanté desnudo para comprobar el agua caliente. En efecto, el termo no funcionaba, por más que abrí y cerré las llaves del gas varias veces. Fastidiado, llamé a la compañía y me dijeron que no había averías en la zona, por lo que tenía que ser un problema de mi calentador, y me facilitaron varios teléfonos de reparadores que funcionaban en la zona. Tuve suerte con la primera llamada, porque se ofrecieron a venir esa misma mañana, en un par de horas. Como no tenía otra cosa que hacer, decidí aprovechar la espera para tomar el sol. El ventanal de mi dormitorio da a una pequeña terraza orientada al sur y muy soleada, en la que tengo una tumbona. Me eché a tomar el sol con un mínimo tanga, no por que se me viera, ya que la terraza queda protegida y no se ve el interior desde la calle, sino porque me gusta la marca del tanga en el bronceado. Me puse aceite bronceador y adormilado dejé pasar el tiempo, ...
    ... ratos boca arriba, ratos boca abajo. Me encanta la caricia del sol en el pecho, el vientre y las nalgas. Estaba casi dormido cuando sonó el timbre. Me levanté de la tumbona, me puse rápidamente lo primero que encontré a mano, unos shorts vaqueros muy cortitos, prácticamente por las ingles, y fui a abrir la puerta. En efecto, eran los técnicos que venían a reparar el termo. Miraron con cierta sorpresa mi cuerpo embadurnado de aceite y sólo cubierto por el pequeño short. Luego me di cuenta que, además, cuando volví por la noche con mi ligue había olvidado quitarme los pendientes y seguía con las bolitas blancas dando el cante en los lóbulos de mis orejas. Me puse un poco nervioso, porque los operarios no parecían precisamente muy gays, sino todo lo contrario. El más joven, vestido con pantalón y camisa vaquera, llevaba la cabeza rapada, era muy musculoso, con facciones duras y agresivas y un denso bigote negro. La camisa entreabierta dejaba ver el comienzo de un pecho fuerte y cubierto de espeso vello rizado. El mayor era un tipo calvo, con una gran barriga, de unos cincuenta años y aspecto un poco brutal. Balbuceé que estaba tomando el sol y les conduje, un poco tembloroso y avergonzado, hasta el lugar del termo. Luego me fui hacia mi dormitorio, con ánimo de ponerme algo más presentable. Apenas había entrado a la habitación cuando el jefe, el tipo mayor, me llamó y volví junto a ellos sin tiempo a ponerme nada. Me preguntó cuándo había notado la avería y algunos otros detalles, ...