1. Un trío que no funcionó; una pareja que sí disfrutó.


    Fecha: 17/10/2017, Categorías: Gays Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    Un trío era el plan inicial pero... Hola. Me describo: Rodrigo, 27 años, 1.74mts., 71kgs., simpático, bi de clóset. A muy temprana edad descubrí mi sexualidad, tengo recuerdos de haber sido iniciado por un primo, desde los 4 años, aunque esa historia será en otra ocasión. Entrada la pubertad, di rienda suelta a los bajos instintos, aprovechaba cada oportunidad que se me presentaba y mi perfil de niño hétero, curiosamente, fue el gancho perfecto para atraer muchos hombres con los que tuve la dicha de tener mucho sexo. A mis 16 años, una famtasía común empezaba a rondar por mi mente: mantener un trío con dos hombres. Claramente, me interesaba ser el versátil, pero no sabía más. Los hombres con los que había estado compartían el perfil discreto, algunos casados, jamás se habrían prestado a coincidir en un acto así, o al menos eso era lo que yo pensaba. Fue entonces que decidí buscar en Internet y justo hallé lo que buscaba: una pareja deseosa de un tercer participante versátil que diera placer a ambos. Envié el mensaje. Tocaba esperar. Pasó el resto de la semana y no hubo alguna señal, había sido el primer intento, no me iba a desanimar. Llegó el viernes y con él la respuesta deseada: Hola, contáctame, me interesó tu mensaje. Incluído estaba el número donde pactaríamos el encuentro. Llegó el día. Ahí estaba yo, puntual, en el malecón de la ciudad esperando. Muy nervioso por lo que estaba por venir, quizá más ansioso. Justo empezaba a desesperarme cuando escucho una voz: ...
    ... ¿Rodrigo?, qué tal, soy Ángel. Primera impresión: chico varonil, llenito, alto, buen tono de voz y simpático, cumplía con su descripción, me agradaba. Empezamos a charlar, intentaba romper el hielo, sin duda notaba mi ansiedad. Supe que él sería el pasivo y la verdad es que tenía un buen trasero, empecé a alucinar. Pero entonces me faltaba conocer a quien sería el activo para mí. Al preguntarle por él me dijo que lo veríamos en el departamento, estaba por salir de su trabajo. Entonces nos dirigimos hacia el departamento, no sin antes pasar por cervezas, cigarros, botanas, condones y lulricante, no había marcha atrás. Ya en el departamento decidimos continuar la charla acompañada de un par de cervezas y la confianza se iba haciendo mayor. El alcohol también empezaba a desinhibirme. Así estuvimos por media hora cuando una voz extraña irrumpió la calma: Ángel, ya llegué. Se asomó tras la puerta de entrada y lo pude contemplar: hombre alto, batba cerrada de 5 días, piel morena, brazos fuertes, sonrisa cautivadora y un cuerpo en general de impacto. La mejor primera impresión que había tenido. Y seguía perdido en esa sonrisa cuando una voz un poco más familiar me sacó de aquel trance: Juan, él es Rodrigo; Rodrigo, él es Juan. Juan se incorporó cómodamente en la sala, se sacó la camisa a cuadros que tenía y dejó ver un cuerpo trabajado por el gimnasio, luego sabría que practica americano, pero mis ojos nuevamente se perdían, ahora en todo el vello corporal que revestía semejante escultura. ...
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