1. Geyviss


    Fecha: 17/10/2017, Categorías: Gays Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... puerta, de modo que pudiera ver cuando mi tía llegase. Varias personas se extrañaron de ver a un chico de dieciocho años en aquel lugar. No obstante, no les presté atención. Vi a mi tía llegando cuarenta y cinco minutos después en su BMW azul. Salí y caminé hacia el auto. Ella se bajó del coche y caminó hacia mí. Dejé mis maletas a un lado y la abrecé. Luego de besos y más abrazos, subió mis maletas al coche. Ascendimos u nos fuimos. En el camino no dije nada. Quería hablar en su casa. Nunca he visitado a mi tía, ya que ella siempre me ha visitado a mí. Cuando se detuvo junto a una enorme casa de dos plantas con una hermosa fachada, bajó con mis maletas y yo la acompañé a la puerta con manilla de plata. Hermoso. Cuando abrió la puerta, me dejó ver una amplia sala de quien sabe cuántos metros cuadrados. Completamente despejada y de u reluciente y llamativo color perla. Entré casi sin aliento. —Bienvenido, Viss. —Guau, tía. Te felicito. Bella tu morada. —Ven. Te enseño tu cuarto. ¿Dónde lo deseas, en la primera, segunda o tercera planta? —En la tercera. Amo vivir a lo alto. Rio. Subimos a la última planta. El pasillo bellísimamente adornado en un estilo de cristal, al cual llamé el Piso de Cristal. Elegí la habitación más gran, por supuesto. Con un gran balcón y una hermosa vista hacia el parque frente a la casa. —Por hoy dejaré que descanses. Mañana hablaremos. Descansa. Te quiero. —Adiós. Igual. Buenas noches. Mi tía salió al dejar las maletas en mi nuevo cuarto. Aunque ...
    ... estaba dispuesto a hablar ahora mismo, acepté su propuesta. Estaba cansado. Debía dormir. Y lo hice. A la mañana siguiente desperté por el rayo solar que besaba mi rostro. Había olvidado cerrar las cortinas. Me puse de pie, y caminé a la puerta salí aún en mi pijama. Caminé por el Piso de Cristal, bajé la y examiné la segunda planta. La bauticé el Piso de Terciopelo. Y terminé en la primera planta. Olía bien. Mi tía Pam había cocinado panqueques con miel. Sabía que eran mis favoritos. Estaba dispuesto a comenzar una nueva vida. —Buen día— saludé. —Buen día. Preparé panqueques. Tus favoritos. —Te lo agradezco. Me senté a esperar. —No hace falta que me digas qué pasó. Tu mamá Serena llamó. —Bien. Me ahorro la explicación. —Quiero que sepas que no te juzgo por tu orientación sexual. Siempre voy a querer. Te amo igual. No quiero que aquel Viss alegre se vaya por la discusión de ayer. Quiero que sigas siendo tú. Te amo. —Yo también, mamá… —dije casi llorando—. Lo siento. Tía. —Puedes llamarme mamá. — Me pareció o sonó melancólica. Sonreí. —¿Te parece si salgo después de ducharme al parque? Quiero conocer gente nueva ahora que viviré contigo. —Claro. Ve cuando quieras. —Bien. Terminé con mi desayuno u volví a l Piso de Cristal. Entré en mi habitación e ingresé a la ducha. Me bañé, salí, me vestí y me dispuse a salir al aire libre. Bajé a la primera plante y le avisé a «mamá» que ya me iba. El parque estaba atestado de gente. Niños, ancianos, padres, parejas, etc. Vi un columpio vacío ...