1. Me gusta más que me toquen otros


    Fecha: 04/09/2017, Categorías: Incesto Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Hola. Soy Sandra y tengo 19 años. A veces, o casi siempre me da vergüenza reconocer que me gusta esto. Quiero decir que nadie sabe que me meto en chats eróticos desde hace años, pero en realidad yo no lo veo tan mal. Me gusta mucho el sexo pero tengo que reconocer que no lo practico mucho. Mi experiencia se resume en un par de polvos alguno mejor que otro, masturbaciones diarias, algún que otro resfregón con mi profe particular de literatura que está como un queso y a veces me escribe poemas y el resto al cine X y mi ciberamantes que no veas qué imaginación más placentera. Esto ocurrió hace unos tres años en unas vacaciones. Ya no vamos tan a menudo, pero hace unos años, cada vez que había un puente, en Semana Santa y sobre todo en verano, mis padres, mi hermano Álvaro, mis tíos Luis y Marta y mi primo Diego, nos íbamos de acampada a una playa del sur. Montábamos las tiendas de campaña y pasábamos varios días allí. Cuando éramos niños, mi primo, mi hermano y yo lo pasábamos en grande haciendo de la playa nuestro paraíso, jugábamos a los náufragos, a los socorristas, hacíamos cuevas con piedras y arena o dibujábamos grandes circuitos en la arena para jugar dentro de ellos. Éramos la pandilla de los tres. Pero este año empezaba de un modo diferente. Cuando llegamos a la playa y vi a mi primo me asombré porque había crecido mucho en apenas un año, ya no era Dieguito, ahora era un chaval de catorce años con un bonito cuerpo, no muy alto pero formado, con el pelo ondulado ...
    ... cayéndole por las mejillas y una infantil pero pícara mirada. Cuando llegamos mis tíos ya habían acampado, Diego salió corriendo del mar a recibirnos, con el agua deslizándose por su pecho brillante, el pelo goteándole sobre la cara y el bañador... buff el bañador. Supongo que yo también habría crecido para él ya que le llevaba dos años; las últimas vacaciones con ellos yo ya tenía pecho y unas curvas que el chico miró más de una vez haciéndome sentir importante, ese año yo estaba más desarrollada pero... ahora era diferente porque fue él quien esta vez cautivo mi mirada. -Hola Sandra- su voz estaba empezando a cambiar -Hola Diego, cuánto has crecido primo- y lo abracé. Seguía siendo un niño, porque su abrazo me recordó a los de años pasados, cariñoso, inocente pero desde el cuerpo de un hombrecito. Aflojé el abrazo que intenté disimular como inocente y me acerqué a saludar a mis tíos. Después de acampar y ponernos los bañadores decidimos dar una vuelta por la playa, pensé que mi hermano Álvaro vendría con nosotros pero prefirió acercarse a un grupo de bañistas muy monas que jugaban al bolley-playa en la arena. Habían cambiado muchas cosas. Diego actuaba como el mismo niño que era años pasados, su cuerpo había cambiado pero a él le quedaba mucho todavía por aprender, Álvaro siempre había sido mi hermano protector, sólo nos llevábamos un año y eso hacía que tuviéramos muchas cosas en común, gustos, curiosidades, música, amigos... descubríamos juntos la vida y nos apoyábamos el uno en ...
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