1. La siesta


    Fecha: 22/12/2018, Categorías: Grandes Series, BDSM Autor: GabrielledelD, Fuente: CuentoRelatos

    Comencé a escribir estas notas pasadas solo unas horas desde la entrada en el nuevo milenio. Llevaba algún tiempo pensando hacerlo, pero nunca acababa de decidirme. Experiencia en contar historias no me falta precisamente; escribo relatos gore desde noviembre del 97. Finalmente me he puesto manos a la obra cuando tengo la impresión de que mi vida tal como hasta ahora la conozco se va a encarrilar ¿definitivamente? A esta hora todavía no conozco el desenlace. Empiezo... Ya sé que es un tópico y todo eso pero no concibo contar partes de mi propia historia personal sin antes decir quién y cómo soy. Debéis saber que todo el mundo me conoce por mi segundo topónimo, Inés. Paso por poco de la treintena y estoy casada; no tengo hijos. Soy funcionaria y ocupo un alto cargo en la administración. Vivo en una casa adosada en una urbanización del área metropolitana de la ciudad de Valencia, pero nací en un pueblo muy pequeño, la última en una familia bastante numerosa. Mis padres, católicos practicantes, me educaron dentro de una moral muy estricta, pero tuve la inmensa suerte de mantener una inmejorable y rica relación con mi hermano mayor y padrino, sacerdote ultrapostconciliar y muy rojillo, que contrapesó los excesos de mis padres enseñándome el valor del libre albedrío con respecto a los principios de la solidaridad y respeto a los demás. Debo reconocer sin embargo que tengo una conciencia bastante laxa en lo referente al sexo, lo que unido a la natural curiosidad de los Géminis y a ...
    ... su innata capacidad seductora me ha llevado, y espero que me lleve todavía, a situaciones y experiencias poco comunes; y muy estimulantes, al menos para mí. Mi vida no tiene nada de interesante desde un punto de vista común. A esos seres corrientes no van destinadas estos retazos de mi vida, aunque me lean, y yo les agradezco profundamente que lo hagan. Procuraré contestar todos los mensajes que tengan a bien enviarme, aunque me insulten. Yo solo intento interesar a ciertas personas, fundamentalmente mujeres, que comparten conmigo una forma, “poco convencional” según una buena amiga, de entender el sexo. Desde que tengo uso de razón recuerdo haber tenido y alentado fantasías y ensoñaciones con chicas en ropa interior colgadas de ganchos jamoneros (sic) a las que miden las costillas y otras apetitosas partes de sus cuerpos con látigos de diferentes pesos y medidas. ¿El porqué de esa vena sado? No lo sé. Y en realidad no me importa. No tengo antecedentes de malos tratos. Mi infancia fue feliz y como ya he dicho carezco del sentimiento de culpa inherente a la visión religiosa del sexo. Sin embargo siempre he sido sumamente discreta en manifestar mi lado oculto y he tenido la fortuna de no ser nunca la que ha dado el primer paso. Bueno, casi nunca. Pero puedo decir sin ambages que detesto la violencia no consentida y que jamás hice daño a nadie en contra de su libérrima voluntad. Si no hay causa ambiental justificada para mí, llamémosle, perversión, tampoco la causa genética lo ...
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