1. Perversión de una embarazada fumadora


    Fecha: 23/12/2018, Categorías: BDSM Fetichismo Autor: Lucyfer, Fuente: CuentoRelatos

    ... nos hubiera pillado de lleno. Claro, que tampoco era muy probable que así sucediera a las 2:30 de la mañana. Le sobé el culo y dedeé después levantándole la falda mientras abría la puerta, agarrándole las tetas a continuación abrazándola por la espalda. Me importaba una mierda el riesgo de que a alguien se le ocurriera asomarse a la mirilla. Ella simplemente reía. Una vez accedimos a la vivienda y tras cerrar la puerta, nos dirigimos directamente al dormitorio entre ronroneos amorosos del tipo, llegando allá ya con las dos tetas fuera del vestido ella. Ya allí, se separó un momento para dejar el bolso y que yo pudiera hacer lo propio con su abrigo y resto de cosas que llevaba en mi brazo. Fue entonces cuando descubrí la foto en la mesita de noche, en la cual aparecían ambos posando abrazados y muy acaramelados. Me dio cierto bajón en ese momento, apercibiéndose ella perfectamente de la situación. -¿Te corta la foto? -Algo… -reconocí. Aunque no fuera un amigo propiamente dicho, cierta empatía masculina me llevaba a sentirme incómodo. -¿Prefieres que la quitemos? -Quizá estaría mejor. -Pues te vas a quedar con las ganas –me sorprendió de nuevo. Sonrió con un brillo diabólico en los ojos. -Soy una chica mala, cariño. El morbo mueve mi alma. ¡Uff…! ¡¡Cómo me ponía aquella zorra del demonio!! Era pura provocación. La derribé sobre la cama de un empujón. Nada suave. En realidad, algo bastante violento, sobre todo en su estado, suficiente para ser denunciado hoy día por violencia ...
    ... de género si hubiera sido su deseo hacerlo. Ella respondió con un grito divertido mientras caía de espaldas sobre aquélla. Bajándome los pantalones ya con cierta urgencia, la penetré de una sola embestida, sin ningún tipo de flotituras ni preámbulos. Ella gimió de puro gusto. Era como había asegurado en el pub: estaba encharcada. Ya en el ascensor, al dedearla, había tenido oportunidad de comprobarlo, pero era ahora, cuando mi polla, mucho más gruesa que cualquier dedo, era la que invadía su gruta de placer y no aquél, cuando me apercibía de la real magnitud de su marea íntima. El rabo entraba y salía de allí sin apenas rozar, más completamente rubricado que el eje del rotor de un helicóptero. La embestía con furia y ganas, explayándome en la contemplación de su expresión de éxtasis total y la de sus tetones agitándose violentamente al ritmo de aquéllas. También su barriga se movía, claro. Más de lo que debe resultar aconsejable para una embarazada con toda seguridad, pero ella no emitía queja ni petición de prudencia alguna al respecto. En un momento dado me pidió que parase. Pensé que sería para pedirme que fuera más suave, pero no. -Cambiemos de postura. Tienes que metérmela por el culo ahora. La tienes más pequeña que Sergio y Javi, y además estoy encharcada. Apenas la siento. >>Tranquilo, no te lo tomes muy a pecho –quiso consolarme al apercibirse de mi expresión-. No tienes un rabo pequeño. Está bastante bien, pero es que el de Javi es enorme, y el de Sergio no le queda ...
«12...111213...»