1. El tutor Sr. López


    Fecha: 06/01/2019, Categorías: Dominación Autor: Juanspanker, Fuente: CuentoRelatos

    ... acabo. Primero fueron cosas pequeñas, pero con el tiempo iba gastando más y más, se enfadaba con ella, pero a los pocos minutos ya la estaba besando y diciendo que no ocurría nada, que encontraría una solución. Quizás hay quien tiene afán de recuperación, pero ella no, solo cuando tenía algo que temer, es cuando controlaba sus actos, y cuando alguien sabe cómo hacerlo. Sus convicciones eran ineludibles, sabía que debía hacer. Por eso cuando escucho, “anda hacia la puerta” obedeció sin vacilación, sabiendo lo que se le venía encima. Muerta de miedo, sabía que la azotaina iba a ser muy severa e iba a ser terrible, ya la recibida hace unos meses fue dura, lloro como una niña. Pero esta lo tenía muy claro… se la había buscado. Pero estaba echa un flan, sentía como le temblaba todo el cuerpo… pero lo que más le preocupaba de todo era Carlos, su marido. Solo por él, valía la pena el estar en este despacho. La había perdonado de nuevo, a pesar de los problemas que había causado que fueran muy graves, pero con la convicción de que se merecía una azotaina de castigo. (Sr. López) -. Bien Laura, tal y como estas, de espaldas a mí. Levántate la falda deseo ver que las bragas las llevas bien puestas, deseo ver que se ajustan bien al trasero. Es una simple revisión, la vergüenza que vas a sentir es parte importante de tu castigo, la vergüenza que pasaras hoy, es lo que te hará en el futuro, que te lo pienses mucho mejor y no volver hacer nuevas travesuras. Bien, muy bien. Bonitas bragas ...
    ... llevas según mis reglas infranqueables, ahora tal como estas ven aquí, a mi lado sin bajarte la falda. Estaba roja de vergüenza, era la primera vez que debía enseñar las bragas de una manera tan descarada para ella, la visita anterior que tuviera que hacer a ese despacho, no iba con uniforme y tampoco había habido reglas como en esta ocasión. No levantaba su falda para coquetear, lo estaba haciendo para ser juzgada de cómo las llevaba, como si ser una mujer, indicara no saber o no supiera como debía ponerse su ropa interior. Y caminar hacia él, sentado en su mesa. Tener que detenerse quieta a su lado, con la falda levantada enseñando sus bragas, si al menos fueran unas braguitas como las que solía llevar, no sentiría esa vergüenza. Pero esas bragas de cintura alta de algodón, no eran nada sexys y daban más impresión de ser una niña, que una mujer de treinta y seis años. Ahí estaba ella, quieta al costado derecho de un señor de unos cincuenta años, con la falda levantada mostrando esas ridículas bragas con dibujos de uvas amarillas. Ya de por sí, eso ya era duro. Pero esa falda tableada amarilla, la chaqueta y blusa blanca, todo en conjunto la hacía sentirse como un objeto. (Sr. López) -. Bien señorita Laura Pujol. Tranquila, puedes ruborizarte, tienes las mejillas muy rojas por la vergüenza que estás pasando, pronto será tu culo lo que tendrás muy rojo y ardiéndote como si tuvieras brasas al rojo, pero aun es necesario que te avergüences mucho más. Ahora ya he revisado tus ...
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