1. Aquellos años felices


    Fecha: 19/10/2017, Categorías: Infidelidad Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Era cuarto y quinto año del colegio secundario. Aquellos años felices...je. Un odioso e insoportable sujeto... era mi peor enemigo. No trabajaba yo de modelo pero hacia de vez en cuando- sobre todo en las vacaciones de invierno- algunas fotos publicitarias. Y también, de tanto en tanto, iba a algún desfile. Eso le pareció motivo bastante para tomarme de diversión. -Rubio carilindo... Trolo... Tanto insistió que, con el correr de las semanas, se sumaron secuaces. Le festejaban los chistes y las burlas con carcajaditas de aprobación y ellos también me burlaban. Según ellos, además, yo tenia un culo levantado como el de las mujeres y el de los trolos. Me patoteaban todo el tiempo. Había en la existencia de este odioso sujeto una distracción que lo olvidaba de su ganas de molestar continuas. Aunque parezca poco creíble en alguien así, el tío estaba enamoradísimo de su novia, una tal Agustina. Y para colmo del ridículo les preguntaba a sus amigos si ellos creían que ella lo seguía queriendo. Tal vez lo había, en cambio, dejado de querer...¡que problema! Una vez lo escuché decir: -.... Ella es tan frágil....necesita protección... que alguien la ayude.... Estaba enamoradísimo y solo ella lo distraía de su actividad preferida: molestar al resto. Nos molestaba a mi ("el rubio puto"), a Jorge (el mejor alumno) y a Martin pero sobre todo me molestaba a mi. -Defiéndete si no sois trolo.... Sois tan alto y... ¿No te defiendes?... ¿Tenéis miedo de pelearnos y que te rompa esa cara ...
    ... bonita?...Ohhhh... Le divertía que yo tenga los músculos marcados (por las pesas) y sea alto y, aún así, no aceptare pelear con él. Decía que era un rubiecito maricón y todos los amigos se lo festejaban. Como lo odiaba. Enganchando un almohadón contra el palo de la cama pegaba piñas con toda mi fuerza para después pegarle a él al día siguiente Pero, al momento en que el me torturaba y todos se reían, sencillamente no era capaz de animarme. Todas las mañanas, al sonar el despertador, no quería ir a la escuela del miedo que tenia de las cosas que ellos me podrían hacer. Y de lo tonto e impotente que me sentía al no animarme a defenderme. Como lo odiaba. Pero la suerte se puso de mi parte. Mi hermana es profesora de matemática y ocurrió la casualidad que Agustina, la novia de mi enemigo, tomó clases con ella. La novia de él iba al quincho de la parte de atrás de mi casa donde mi hermana le daba clases. Algunas veces ella venia más temprano. Yo hacia mis artes para excitarla. Me vestía con ropas ajustadas para que se tersara la tela y se notaran mis músculos. Y con cualquier excusa la toqueteaba. -¿Tenéis el compás? Le decía por ejemplo y con la excusa le acariciaba suavemente la espalda. Algunas veces venia a buscarla a la casa mi enemigo. Me recluia entonces en mi habitación para que no me viera. Si el se enteraba que era una hermana mía quien le daba las clases particulares a su novia... con lo celoso que era, al día siguiente, en el colegio, me iba a atormentar muchísimo. Enfrente al ...
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