1. Enfermera estresada


    Fecha: 09/01/2019, Categorías: Sexo con Maduras Hetero Autor: Daniela Álvarez, Fuente: CuentoRelatos

    Hola que tal mi nombre es Daniela soy enfermera y mi relato pasó hace un año cuando cursaba mi servicio social en un hospital de la ciudad de México, todo era fantástico me sentía muy contenta por estar en la última etapa de mi carrera lo que hacía que estuviera llena de alegría y con toda la actitud positiva para desarrollarme en el trabajo, mi forma de ser le gusto a la jefa de enfermeras por lo que me llevó a trabajar junto a ella. Me emocionó tanto el poder trabajar en la jefatura de enfermería llenar formatos, hacer los censos, supervisar a mis compañeras, me agradaron estas actividades, pero como todo después de un cierto tiempo me comenzaron a aburrir, se hicieron rutinarias, todo el día corriendo por el hospital con el papeleo terminó por estresarme. En la hora de la comida con mis compañeras todo me molestaba, estaba irritable, mis compañeras bromeaban, hacían sus tonterías para hacerme reír pero todo era en vano mi mente no pensaba más que en el trabajo que me faltaba. En eso Natalia, mi mejor amiga, me miró y me dijo “a ti te hace falta una buena cogida”. Para ella la solución de todos sus problemas es el sexo. A Natalia le gustaba andar con un chavo y con otro, así que no tenía problemas con ello, pero yo no tenía nada, me dediqué a mis estudios y me olvidé de esas cosas, aunque de vez en cuando me masturbaba para quitarme la tensión de la escuela. Terminó el descanso y seguimos con nuestras actividades hasta que terminó mi jornada. Me fui directo a mi casa a ...
    ... descansar, no había nadie, me acosté un rato y llegaron a mi mente las palabras de Natalia quizás tenía razón y necesitaba un poco de sexo. Comencé a frotar mis dedos con mi vagina, los metía y sacaba mientras imaginaba una verga dura penetrando mi conchita, me excité tanto que comencé a sacar chorros de líquido vaginal ensuciando mi cama. Me levanté cambié las sabanas de mi cama, tomé un baño y me fui a dormir. Así fueron pasando los días hasta que un día en el que el trabajo estuvo tranquilo, sentada en la oficina comencé a imaginarme siendo penetrada, bajo el escritorio comencé a tocarme, me excité tanto que salí de la oficina con rumbo al comedor para seguir los consejos de mi amiga, estaba tan cachonda que estaba dispuesta a agarrar al primer hombre que viera para que me cogiera. Bajé las escaleras y dando la vuelta hacia el comedor choqué con don Paulo el intendente, un señor como de 50 años, gordo, moreno y un poco calvo, me le quedé viendo un rato dudando si lo podía hacer con él pero mi calentura se apoderó de mí. Le pregunte si estaba ocupado me respondió que no y en que me podía servir, lo tomé de la mano y lo llevé a los baños de mujeres, chequé que no hubiera nadie, cerré la puerta, volteé y le dije “Necesito una verga me ayuda”. Él solo desabrochó su pantalón, se bajó el calzón y salió su verga gorda y grande, me quité el suéter lo puse en el suelo y me arrodillé y la metí en mi boca y comencé a mamar su verga, entraba y salía, solo me detenía para sacarla de mi ...
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