1. Don Ernesto (2)


    Fecha: 09/01/2019, Categorías: Gays Dominación Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos

    -Y claro, Ernesto, ¿cómo pudiste pensar que te iba a hacer una broma con algo así?... -Sí, María, tenés razón… -Bueno, ahí lo tenés al nene, es todo tuyo… -Contame cómo lo agarraste… -Ah, sí, te cuento, yo caminaba por la galería y lo escuché gemir… Abrí la puerta del comedor y el muy putito estaba echado en el piso, desnudo y con un envase de desodorante en el culo… La “señorita” le contó de su chantaje y don Ernesto estalló en una carcajada… -¡Sos tremenda! –dijo… -Ahora es nuestro, yo lo uso como sirvientita y vos le das pija… Me hace la limpieza, lo mando de compras… -¿Y no se te retoba? -¡Nooo!, sabe lo que le espera si se retobara… -Muy bien, ahora mismo le doy pija… Vení, Jorgito… Y me acerqué temblando de ansiedad… Don Ernesto se estaba desvistiendo, al parecer quería hacer las cosas bien… Cuando se quitó los pantalones y el bóxer vi que tenía la verga ya bien erecta… ¡Ay, qué emoción sentí!... Es de esos viejos que me calientan mucho… Piel lechosa, vellosidad abundante y grisácea… -Arrodillate, nene… -me ordenó y cuando estuve en esa posición empezó a pasarme su pija por la cara… -Vas a chupármela… -me dijo… -Lo que usted quiera, don Ernesto… -acepté sumiso y después abrí la boca ansiando recibir esa pija palpitante… Me la metió de un solo envión y empecé a mamar imaginando los chorros de lechita caliente… -La chupás bien, putito… -me elogió el vejete… Chupé y chupé mientras don Ernesto jadeaba y gemía y yo temblaba de goce y calentura… Por fin don Ernesto se corrió ...
    ... y me echó en la boca varios chorros de semen caliente que tragué hasta la última gota mientras él iba a echarse de espaldas en la cama… Entonces “la señorita” se me acercó: -A ver, abrí la boca, quiero comprobar que tragaste todo… Muy bien, putito… ¡Muy bien!... –me aprobó y don Ernesto me dijo: -En cuanto descanse un poco te doy pija por el culo… -Lo que usted quiera, donde Ernesto… -murmuré… -Estoy para servirlo… -y al decir eso me sentí arder en el fuego de la sumisión… Poco después don Ernesto había recobrado fuerzas y me tenía sobre la cama en cuatro patas, con la “señorita” al lado… -Dale, Ernesto, dale pija… -dijo… -Es lo que está esperado el nene… ¿cierto, Jorgito?... -S… sí, “señorita”… -Entonces decilo, así mi hermano no te hace esperar… ¡Vamos, decilo!... -Sí, don Ernesto… Quiero… quie… quiero su pija… -¿Dónde, Jorgito? ¿Dónde querés la pija de mi hermano? –siguió humillándome la “señorita” y esa humillación me ponía cada vez más caliente… -En… en mi… en mi culito, “señorita”… -¿Oís, Ernesto?... No lo hagas esperar más a Jorgito… Tomá, ponete vaselina y dale pija de una buena vez… ¡Qué bien coge el muy sátiro!... Una vez que tiene toda metida su pija en mi culo hambriento va cambiando el ritmo del bombeo, a veces rápido, a veces lento… Y tiene su costado perverso el vejete, porque cada tanto se le da por sacar su verga y yo me desespero… -Ay, no, don Ernesto… -Rogame, Jorgito… -Sí, si don Ernesto, le… ruego que… que vuelva a metérmela… -Otra vez, putito… -Ay… ay, ...
«12»