1. PEDRO, EL MEJOR AMIGO DE MI MARIDO


    Fecha: 10/01/2019, Categorías: Confesiones Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... una bendita, pero no lo metí. Poco después estaba sobre la cama. Mi marido me quitó el liguero y las medias. Ya desnudos los tres, Pedro, a mi izquierda, besaba, acariciaba y chupaba mis grandes tetas de areolas rosadas con pezones erectos, y mi marido, al final de la cama, masajeaba, besaba y lamía los dedos de mis pies. Sentí, que sin que llegaran a tocarme el sexo, me iba a correr, y... ¡Cómo me corri! Mi cuerpo se puso tenso, y de repente, una exploxión sacudió mis entrañas. ¡Tuve un orgasmo inmenso! Ni un gemido, ni un suspiro. No quería que lo supieran. Sólo me delató el flujo que salió de mi sexo, que al verlo mi marido, me preguntó: -¡¿Te has corrido?! -No - mentí-. ¿Sabes qué me gustaría? -¿Qué? -Que tú y Pedro os besárais, Se pusieron uno al lado del otro y se besaron. -Chúpasela a mi marido, Pedro. Supe en aquel momento que harían lo que les pidiese. Ver a Pedro con el pene de mi marido en la boca, aún me excitó más. Se la volví a chupar a Pedro. Mi marido y yo nos miramos. Vi como se le entornaban los ojos. Se iba a correr. Pedro, lo notó también, sacó el falo de mi marido de la boca. Lo sacudió y un chorro de leche salió disparado. Yo sentí como Pedro, se empezaba a correr. No saqué su miembro de mi boca. Lo seguí masturbando. Se corrió. Sentí su leche salir calentita y a borbotones. La fui bebiendo y saboreé hasta la última gota Lo mejor, para mi, que soy multiorgásmica, es obvio que estaba por llegar. Mi marido, puso su cabeza entre mis piernas y con su ...
    ... lengua, comenzó a hacer el remolino sobre mi clítoris. Sentí que me venía. Le cogí la cabeza, y le iba a decir: Bebe, cariño, bebe, pero me vino con tanta fuerza, que no sé si chillé, si me quedé muda... Lo único que sé es que me corrí como una posesa. Mi marido, que me conocía bien, nada más acabar de correrme, le dijo a su amigo: -Fóllala antes de que enfríe, Pedro. Pedro, subió encima de mí. Me metió aquel cipote gordo, y ni diez segundos tardé en hacer un arco con mi cuerpo y perderme en el País de las maravillas. Después de ver como me corría, Pedro, se dio la vuelta. y se puso boca arriba, sin quitarla de dentro, pero la quité yo... Luego le puse mi sexo en la boca, un sexo que estaba soltando flujo de la corrida, y le dije: -Juega con tu lengua en mi culo. Metí dos dedos en la vagina. Mi punto G ya estaba abultado. Antes de un minuto, entre gemidos y convulsiones, dejaba caer sobre su lengua el flujo mucoso de una corrida celestial. -Sabe a fresa - Me dijo, cuando acabé de correrme. Después cabalgué sobre él. Mi marido, me metió un dedo culo y me volví a a correr, dejando empapada el pene y los testículos de Pedro. Ya con dos glandes dentro de mi, uno en el culo, el de mi marido, y el otro en el sexo, la corrida fue la mayor de mi vida, pues terminaba y un segundo después. empezaba de nuevo. Siete vece seguidas me corrí. La última, la más larga de todas, al sentir como me llenaban de lerche el culo y la almeja. Fue algo deliciosamente alucinante. El sábado que viene es ...