1. Maby, la hermana de mi jefe


    Fecha: 11/01/2019, Categorías: Anal Confesiones Autor: Gabriel351, Fuente: CuentoRelatos

    ... cuerpo y al sentir mi deseoso y erecto pene sobre su cola, ella gimió y su cuerpo se contorsionaba de placer mientras su boca con sus gemidos reflejaba la pasión y el deseo. Casi como una súplica pedía ser penetrada; entonces recostó su cuerpo sobre su escritorio quedando sus piernas apoyadas en el piso solamente con sus zapatos para compensar la diferencia de altura que existía entre nosotros, seguía gimiendo cuando yo deslizaba mi pene por la raya de su cola, separó sus piernas de manera de facilitar la penetración, yo con mis manos separe sus nalgas apoye la punta de mi pene en su ano y un profundo grito de placer emergió de sus labios, ella abrió aún más sus piernas mi pene se apoyó aún más en su ano y avanzó muy lentamente y con delicadeza dentro de él. Ella no paraba de gemir, gritar y pedía que se lo diese todo, yo sentía todo el placer de mi pene entrando en su ano, la sostenía por su cintura mientras mi pene firmemente iba penetrándola, hasta entrar por completo en ella entonces sujete su cuerpo con firmeza tomándola por las caderas y lentamente comencé a deslizarlo en su interior sintiendo el enorme placer de penetrar esa magnífica cola y disfrutando de esa mujer que era toda braza y pasión, y empecé a sentir dentro mío que me estaba costando dilatar el final ya mi semen pedía a gritos salir para inundar su cuerpo. Entonces comenzamos a movernos sabiendo que ese momento estaba llegando, yo lleve ...
    ... mis manos a las puertas de su vagina acariciándola y excitándola más aún, entonces pasaron segundos y mi pené explotó lanzando dentro de su cuerpo el semen caliente, gemí, ella hizo lo mismo y su cuerpo comenzó a agitarse en un interminable orgasmo, mi manos acariciaban su cuerpo mientras mi pene se agitaba lanzando una prolongada y placentera eyaculación, ella no paraba de gemir y su cuerpo de agitarse en miles de orgasmos, cuando mi pene se aquietó me incliné sobre su cuerpo besando su espalda y acariciando su cola mientras su cuerpo aun producía pequeños sacudones. Cuando la calma nos invadió, y mi pene ya había abandonado su ano, ella se incorporó, giro frente a mi, rodeo con sus manos mi cuello y nos entregamos a un beso profundo y apasionado, que se prolongó por largos minutos, luego dijo “ nos tenemos que ir… vamos, quiero seguir las horas extras en mi casa”. Nos cambiamos, salimos del trabajo, fuimos a su casa y ese fin de semana hicimos el amor incontables veces, jamás pensé que fuese tan ardiente, me quede en su casa hasta el lunes, nos fimos a trabajar juntos, sabiendo que esa relación estaba llegando a su fin tal cual como había comenzado, yo continuaría con mi noviazgo, ella con ser una madre abnegada, pero igualmente y en forma esporádica durante un tiempo nos reservamos un par de horas para nosotros, lo nuestro duro unos dos meses, después pasada mi calentura por ella, cada uno siguió su camino. 
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