1. Mamada en el baño


    Fecha: 19/10/2017, Categorías: Incesto Autor: shahmat, Fuente: RelatosEróticos

    Mi hermana tuvo que ser hospitalizada para una operación menor, así que le dije que no habría problema alguno en que su hija durmiese esa noche en mi casa, conmigo y mi esposa. Mi sobrina cumplió recientemente los 18. Se trata de una niña en muchos aspectos, extremadamente tímida e introvertida. Mi mujer ya dormía, madruga mucho y suele estar pronto en la cama. Mi sobrina se daba una ducha y yo, que suelo ser muy despistado, quise entrar en el baño para echar una meada, sin acordarme de que ella esa noche estaba en mi casa. En mi baño. Entre directamente y lo que ví me la puso gorda enseguida. Mi sobrina, la tímida, se frotaba el coñito con un bote de laca de mi mujer. Estaba sentada en el wc, bien abierta y por la expresión de su cara, no le quedaba mucho para correrse. Al verme dió un salto, tirando el bote al suelo. Estaba enormemente ruborizada y le costaba horrores mirarme a los ojos. Traté de tranquilizarla, diciendole que no pasaba nada, que es normal que se masturbe, etc, etc. La situación me pareció extremadamente morbosa desde el principio. No pude dejar de mirarle sus preciosas tetas mientras hablabamos. Sus pezones rosados y ...
    ... tremedamente duros no se me iban de la cabeza. Para hacer que se sintiese más segura le di la toalla para que se tapase. A esas alturas mi polla era un palo bien duro y note como ella miraba mi bulto constantemente. Diciendole que lo sucedido quedaría entre ella y yo, me gané su confianza, proponiendole una mamada para que ella también tuviese un secreto de mi, cayó a mis pies. Me aseguré de que la puerte estuviese bien cerrada. Ella permacía sentada en el wc. Me acerqué y tras sacarla, no dude un instante. Hambrienta de polla la agarró y se la metió en la boca desesperadamente. No se si ya había mamado una o miles antes, lo que si sé es que trago como una putita caliente. A los pocos segundos tenía mis dos manos en su cabeza y sus sabrosas tetas ya estaban cubiertas por nada. Me pajeaba y me la chupaba sin parar. Una gozada. Justo antes de soltarle mi leche, se corrió gracias a los dedos de su mano libre. Joder como se los clavó. Sentir y ver como se corría sin sacarse mi polla de la boca hizo que estallase de placer. Goterones de semen caliente caía de su boca a sus tetas y a sus muslos. No dejó de mamar y tragar hasta que no me sacó la última gota. 
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