1. LA JUGARRETA DE MI PRIMERA NOVIA


    Fecha: 13/01/2019, Categorías: Fetichismo Primera Vez Masturbación Autor: MelkartXXI, Fuente: xHamster

    Ya he comentado en alguna ocasión que, durante mis dos últimos años de instituto, tuve por novia a una chica que era una dulzura, mi primer gran amor. El único problema de aquella relación era que mi chica quería llegar virgen al matrimonio, de tal modo que nuestra vida sexual consistía en poco más que muchos besos, algunas caricias torpes y muchos apretones que culminaban cuando, a fuerza de rozarnos, ella o yo acabábamos por corrernos.Cuando ya llevábamos medio año como pareja, si bien seguía empeñada en conservar su himen intacto, mi novia se fue abriendo a otro tipo de actividades que no supusieran penetración. Así, a modo de recompensa por mi paciencia y comprensión (que debo decir que no fue poca), tomó por costumbre masturbarme, y acabó haciéndolo tan rematadamente bien que yo mismo dejé de tocarme; simplemente esperaba a que nos quedásemos solos para que ella, con su mano delgada, su caricia tierna y su rítmico compás, me condujese al séptimo cielo.No tardé en darme cuenta de que mi chica se sentía un poco culpable por no dejarme penetrarla, y debo reconocer que me aproveché un poco de sus sentimientos con una palabra aquí y otra allá para que se plegara a algunas de mis fantasías; hoy no me parecen gran cosa, pero por aquel entonces no podía dejar de darles vueltas. Comencé pidiéndole que me dejara correrme sobre su mano (la que no me masturbaba), y como lo aceptó de buen grado, poco tiempo después le supliqué correrme sobre sus pies, pequeños y de dedos regordetes, ...
    ... a lo cual también accedió. Notando que cedía a todo ello de buen grado, como aliviada de poder darme algo especial, poco a poco me fui envalentonando. Le pedía que frotara mi pene contra sus pechos y que dejara que me corriera en ellos, y que luego dejara que mi leche le resbalara por sus pequeños pero firmes senos. También acabé derramándome sobre sus nalgas y sobre su espalda, y sobre prácticamente todas las partes de su cuerpo menos su cara, pues sobre esta última sí que se negó.Debo reconocer que por aquel entonces, ensimismado como estaba viendo cómo se cumplían muchas de mis pequeñas fantasías, yo no prestaba demasiada atención a las que mi chica pudiera tener. De hecho, estaba intentando que cumpliese la fantasía que había calentado muchas de mis noches en los meses anteriores: que me hiciera una mamada y me dejara correrme dentro de su boca. Al principio pensé que no iba a querer, pero al final, para mi sorpresa, me dijo que sí.Mi novia me la había chupado en el pasado, pero la experiencia no me había satisfecho demasiado, o al menos no tanto como cuando me masturbaba. Creo que el problema era que tenía un aparato dental con el que a veces me rozaba sin querer, lo cual no me hacía daño, si bien me desconcentraba bastante. En esta ocasión hablamos cómo podía hacérmelo para que aquello no pasara: primero atrapó la cabeza de mi pene con sus labios y, sin dejar de hacer presión, movió su lengua, dándome una sensación húmeda y suave como nunca antes había experimentado. Al ...
«12»