1. El misterio del cliente y su asistente personal...


    Fecha: 14/01/2019, Categorías: Bisexuales Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Soy una prostituta muy buena. Soy estricta y profesional. Sé que es algo cercano quien lo dice pero es la verdad, soy muy buena en lo que hago. No consumo alcohol, no consumo drogas. Mantengo mi cuerpo limpio y sano. Ejercicio: 1 hora de cardio y una hora de pesas con un personal training, de lunes a sábado. Voy al nutricionista y controlo mi alimentación. Me preocupo de que mi piel esté sana, suave y fresca. Tengo 28 años, soy prostituta hace 3 años. Trate de estudiar pero mi familia nunca me apoyó, no voy a entrar en detalles pero les puedo contar que me tuve que ir de mi casa por unos temas de violencia doméstica y el trabajo que mejor puedo hacer es este. Trate de ser modelo, pero no salgo bien en las fotos. Trate de ser edecán pero no soy buena sonriendo más de 15 minutos. No puedo hacer otro trabajo que pague lo mismo que este. Vivo en un departamento en el centro de Santiago de Chile. Es limpio, blanco y silencioso. Pago por tener silencio y poder descansar mis fines de semana. Me gusta leer, escuchar música. No tengo amigas y menos amigos. No tengo relaciones amorosas, tampoco soy buena novia, pierdo el interés fácilmente. No me molesta la soledad de mi profesión. Sólo trabajo 3 noches a la semana. Voy a un hotel de lujo que queda en el sector más caro de la ciudad y llegó en un taxi que maneja el mismo chofer siempre, tampoco soy muy buena con los cambios. ¿Por qué soy una buena prostituta? Son 3 cosas. La primera es que entiendo que el negocio es más que yo, y ...
    ... para eso me preocupo de trabajar en un entorno protegida y segura. Sólo trabajo en un hotel, en ese hotel sólo trabajo en un bar. No me gustan los cambios. Le pago al mayordomo del bar que tenga un ojo siempre sobre mi, que no me pase nada y que los meseros no me molesten, también pagó a los meseros para que estén de mi lado durante la noche y por sobre todo pago a las mujeres de limpieza del edificio. Las necesito de mi lado, especialmente en la mañana para salir del hotel sin problemas y que me presten algún tipo de ayuda en caso de necesidad. Me preocupo de vestir bien, más que bien visto ropa de diseñador y lencería lujosa. Mis clientes saben a qué me dedico pero con eso lo olvidan más rápido, generalmente se imaginan que soy una amiga de sus esposas o una compañera de universidad de sus hijas (No se imaginan lo común de la fantasía). La segunda razón es porque entiendo muy bien la mente de los hombres que llegan a ese bar, otra razón por la cual nunca salgo de ese bar. En general son hombres mayores, entre 50 años y 60 años, gerentes o dueños de empresas. Vienen a la ciudad del extranjero y su origen suele ser europeo o norteamericano, algunas veces japonés pero al parecer no soy del gusto de los asiáticos. Hablo alemán e inglés muy fluido y me defiendo bastante en francés e italiano (He contemplado en invertir en clases de ruso, dicen que con Trump es el futuro). Sé que ellos están cansados y mi tipo de cliente es el que no les ha ido muy bien en los negocios, el viaje no ...
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