1. El cuñadito


    Fecha: 20/10/2017, Categorías: Gays Autor: juanitocaminador, Fuente: SexoSinTabues

    De cómo empecé a darle al novio de mi hermana. Comencemos claramente y sin vueltas, soy bisexual. Vivo en pareja con una linda mina de 26, pero en secreto siempre he mantenido relaciones con tipos. Antes de entrar en lo que pasó con mi cuñado, les voy a contar cómo empecé, así pueden entender porqué gozo con una conchita húmeda y un par de tetas lo mismo que con un ardiente culito de macho. Fui un niño precoz, a veces pienso que lo primero que debí haber hecho al nacer fue mirarle la bragueta al médico. Como muchos, me inicié sexualmente muy joven, con la colaboración, ¡que raro!, de mis primos, en mi caso, de mi primo y de la muy putita de mi prima. Yo andaba por los 12, Isa, mi prima, por los 14 y Mario, mi primo, por los 10. Isa a pesar de su corta edad, tenía unos pechos bien formados, caderas marcadas y unos labios que de sólo mirarla te hacían soñar con que te chupara la pija. Más de una paja me había hecho pensando en su boca y creo que ella se daba cuenta de mi calentura por cómo la miraba embobado. Marito era un pibe muy lindo, de cuerpo menudo, rubio y de ojos celestes, piel muy blanca y el típico culo gordito de un nene de esa edad. Una tarde, como siempre, entré a su casa sin golpear, pasé por el patio sin ver a nadie y llegué a la puerta de la cocina. Desde afuera escuché la voz de Isa: "vos hacé lo que te digo, dale!". Con gran curiosidad entré a la cocina y pesqué a mi primita con la pollera levantada y la bombachita por las rodillas, acostada sobre la mesa y a ...
    ... su hermanito, que obedientemente le metía dos dedos de una mano en la conchita y dos dedos de la otra en el culito. Marito quedó paralizado en el acto y sólo atinó a sacar los dedos de dentro de los agujeros de su hermana y esconder las manos tras la espalda, pero Isa, que estaba volando dentro de una nube de calentura tardó varios segundos en percaterse de mi presencia en la cocina. Y cuando lo hizo no fue precisamente para avergonzarse. Sin siquiera cambiar la pose me espetó -qué pasa?, nunca viste una concha?, dale pajero, metémela! Yo seguía congelado en el marco de la puerta. Era cierto, nunca había visto una concha, pero que así de sopetón y sin anestesia la primita que me tenía caliente se me ofreciera, me ordenara más que ofrecerse, que se la metiera, era demasiado, hasta para mi ilimitada calentura de púber. Como yo no atinaba a nada, Isa, que ya había comenzado a frotarse el tajito abandonado por su hermano, le ordenó : "andá y hacele lo que yo te hago!". Obediente, Marito vino hacia mi, me bajó el cierre del pantalón, metió la mano en mi bragueta, sacó mi pija aún dormida y comenzó a chupármela. Con su mamada reaccioné, salí de mi asombro, estrangulé mis prejuicios, y me arrimé a la prima, ya verga dura en mano, le volé la bombacha a la mierda y metido entre sus piernas se la clavé sin miramientos; la muy puta estaba empapada, así que le entró toda de una. Comencé a cogerla furiosamente, ("uy que rico primo sos mejor de lo que me imaginaba! así nene, así!). Marito ...
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