1. Una mujer enfurecida


    Fecha: 20/01/2019, Categorías: Hetero Autor: Manteufel, Fuente: CuentoRelatos

    Sonia estaba rabiosa, y eso era algo que estaba muy claro para su compañera de apartamento, que muy juiciosamente había decidido irse al cine esa tarde, aunque no supiese ni lo que proyectaban... Nuestra protagonista lanzaba improperios en un tono tal que podrían ofender a un sargento chusquero, mientras rompía con saña fotografías en pedazos tan diminutos que podrían pasar por confeti. Obviamente, en esas fotografías aparecía el retrato de un hombre. El que hasta hacía un par de horas había ocupado su corazón. Sonia podía dar el tipo de una muchacha dulce y alegre incapaz de matar una mosca, pero tenía un genio que, en las pocas ocasiones en que asomaba, era como un tsunami arrollador e incontenible. ¿Cómo es Sonia?, se preguntarán. Pues una joven de 24 años, pelirroja natural y lo que podríamos llamar una belleza atemporal. De larga y rizada cabellera con los colores del otoño y de una puesta de sol, los rasgos suaves en los que conservaba parte de su candor infantil, matizados por las alteraciones o sea de una mujer adulta en su plenitud vital. No era muy alta, cosa de 1.60, y era tal vez un poco demasiado delgada. Sin embargo su cuerpo era del tipo que volvía locos a aquellos obsesos por el actual patrón de belleza de Hollywood, de mujeres demasiado delgadas pero dotadas de unas curvas superiores a lo que su peso parece demandar. Solo que en el caso de Sonia no se trataba de una serie de pasos por el quirófano, sino a la madre naturaleza. Su vientre plano y trasero ...
    ... firme, gracias al aerobic y los ejercicios gimnásticos. La piel suave y clara, que no había conocido más que una vida de comodidades y dulzura. Pero en el momento que nos ocupa, sus ojos verdes no prometían una serie de dulces placeres a quien compartiese el espacio con ella, ni sus bien torneados muslos incitaban a acariciarla con tierna pasión. Estaba iracunda, furibunda, y de vez en cuando chillaba como una posesa. Porque han de saber una cosa de Sonia. Bellísima e hipermimada toda su vida, había tenido todos los hombres en los que su capricho que había fijado solo con una mirada o un gesto. Por aquel entonces Sonia no conocía el amor más que por el cine o relatos de terceras personas. Nunca lo había sentido, solo disfrutaba de las atenciones de su pareja de turno, sobre el que más sentía un sentimiento de propiedad que de afecto. Y ahora, le habían robado su propiedad. Y no podía entenderlo... ella era divina, delgada, pluscuamperfecta, y el que desde hacía cuatro meses era su novio, un joven abogado con el cuerpo de un Adonis, le había dejado por una, por una... GORDA. Por una mujer diez años mayor que ella, con gafas, sobrepeso, y de una vulgaridad ramplona. El amor era ciego, decían. Y cuando Sonia estaba notando subir su ira, tras preguntar el por qué... el que había sido su amante le había dado lo que no deseaba, una respuesta sincera Le había confesado que a nivel físico era divina, pero que se había dado cuenta que había mucho más que eso en una relación duradera. Que ...
«1234...»