1. Ética, religión y Mónica -2


    Fecha: 20/01/2019, Categorías: Hetero Autor: Lman13, Fuente: CuentoRelatos

    ... la empujaba hasta su garganta. Héctor estaba tieso como una tabla y tenía los ojos en blanco. Después de unos minutos, se subió en él, tomó su verga con una mano y la apuntó a su panocha. Cuando sintió que estaba en posición, se dejó caer y lo montó. Empezó a moverse de arriba abajo y le decía. “Méteme la verga, métemela toda, hasta los huevos papi”. Las tetas de la hippie están grandecitas y apuntan hacia abajo. Se le movían para todos lados mientras lo montaba y entonces Héctor se las agarró. Se las apretaba, le jalaba los pezones que se estiraron un par de centímetros y ella le decía “Sí, así, jálamelas duro, acábatelas” Así estuvieron un tiempo hasta que Héctor no aguantó más y con voz entrecortada le dijo: “¡Me voy a venir, me voy a venir!”. Ella contestó: “¡Yo también estoy a punto papi, suéltalos, échamelos todos!” Ella siguió moviendo el culo con fuerza, Héctor gimió y ella grito “¡Sí, sí, sí, siento tus chorros hasta adentroooggghhh…! Se vino ella también y se desplomó sobre Héctor que estaba casi privado. Desde donde estaba yo pude ver como estaba ensartada en su verga y como le escurrían los chorros de semen. Mónica escuchaba con atención cada parte de la historia con la boca ligeramente abierta y sin parpadear siquiera. Su respiración se oía levemente entrecortada y tenía otra vez las manos entre las piernas haciendo presión sobre su panocha. Yo también estaba excitado, aunque no tanto por la historia en sí, sino por la reacción de mi alumna. Carlos siguió: - ...
    ... Así se quedaron un rato. Respirando profundamente y bañados en sudor. Después, la Hippie se giró para acostarse junto a él y algo le dijo al oído que no pude escuchar. Empezó a acariciarle el pecho, luego bajó su mano y lentamente le empezó a acariciar la verga que todavía estaba parada. Cuando terminó de recuperar el aliento se agachó otra vez y volvió a mamársela. Esta vez con calma. Mientras se la chupaba, con una mano se la jalaba rítmicamente y con la otra le acariciaba los huevos. Poco a poco empezaron a calentarse otra vez y cuando estuvo a punto se puso en cuatro y le ofreció el trasero. Esta vez la cara de la hippie apuntaba hacia donde yo estaba. Héctor se arrodilló detrás de ella y se la empezó meter desde atrás. Al principio la Hippie se lo tomaba con calma y, con los ojos cerrados y la boca abierta, disfrutaba de cada una de las metidas que le daba. Empezaron a acelerar el ritmo y Héctor se la empezó a meter con más fuerza. Las tetas de la maestra se sacudían con cada empujón, empezó jadear cada vez más fuerte y entonces Héctor le dijo: “¿Te gusta por atrás?” “Siii” contestó ella “¿Como los perros? Le preguntó. “Siii, como los perros, dame fuerte, más rápido, soy tu perra, monta a tu perra”. Otra vez a gemir y a jadear, esta vez duraron más tiempo. Héctor se armó de valor y empezó a decirle de cosas. “¿Te gusta perra, te gusta? “Siii, me encanta. Métemela, métemela”. “Si perra, sí. Te la voy a dejar ir toda ¿Quieres más verga?”. “¡Si, cógete a tu perra, soy tu ...
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