1. TRÍO...


    Fecha: 23/01/2019, Categorías: Sexo con Maduras Masturbación Lesbianas Autor: Marekkito, Fuente: xHamster

    Por aquellas fechas trabajaba de camarero en uno de los bares de moda de la ciudad, propiedad de un buen amigo, y gran bailarín. Yo salía con una chica que estudiaba fuera y la relación empezaba a ir cuesta abajo. Todo el que haya estado a un lado y al otro de una barra, sabe el magnetismo que produce un camarero.Solían venir dos chicas, amigas entre ellas, Begoña y Cristina, muy simpáticas y bastante guapas. Begoña me tiraba los tejos, me saludaba con besos en la comisura de los labios, pero me resistía porque guardaba la espera de mi chica. Begoña estaba divorciada a pesar de tener 28 años y Cristina, de su misma edad, estaba separada. Pasaron las semanas y Begoña no dejaba de trabajarse la conquista, rehuía a sus admiradores con elegancia y hacía saber que era yo el elegido. Siempre se ofrecía a recogerme a las 6:00 de la mañana, que es cuando salíamos por la puerta del Pub, para invitarme a una penúltima copa en otro local.Un viernes por la noche, decidí aceptar la invitación a ser recogido. Allí estaba Begoña, en la puerta de un garaje, discretamente oculta. Me llevó en su coche a otro bar, el Moma, donde nos esperaba su amiga Cristina. Me invitaron a una copa y pasamos un rato estupendo charlando; en la segunda invitación, ya que no querían que pagara, Cristina dijo que se iba a casa y así nos dejaba solitos… Nada más desaparecer Cristina, Begoña me besó, tenía unos labios muy carnosos, suaves y sabía a fruta, como su vodka con kiwi. Acompañé sus besos, jugamos con ...
    ... nuestras lenguas, empezamos a acariciarnos, a susurrarnos cosas al oído, la excitación aumentaba. Afortunada o desafortunadamente, encendieron las luces del bar, eso significaba que cerraban… Le había quitado todo el carmín rojo y mi boca parecía la de un payaso.Cogidos de la mano, camino hacia su coche, no parábamos de besarnos. Begoña me susurró al oído “Quiero que me folles, no puedo esperar mucho más”. Nos montamos en su coche, nos besamos y me dejé llevar; por el camino no dejábamos de acariciarnos. Llegamos a una urbanización nueva, aparcó junto a un edificio, ya era de día. Begoña llamó por el telefonillo y me di cuenta de que era la casa de Cristina. Cuando subimos al 4º piso, la puerta estaba abierta, me quedé en el salón mientras Begoña iba al dormitorio de Cristina. Volvió con dos mantas, colocando una sobre un grandísimo sofá en forma de L. Se bajó de sus stilettos negros y empezó a quitarse el vestido rojo Ferrari; aún recuerdo que no llevaba sujetador, solo unas preciosas bragas de encaje negras y unas medias largas del mismo color.Cuando me quise dar cuenta, Begoña estaba haciéndome una felación, yo le acariciaba los pechos, pellizcaba suavemente sus pezones. Le pedí hacer un 69 pero me dijo que no, no quería que le lamiera su sexo, quería que la penetrara. Ya estaba muy duro y me recosté sobre ella, en el lado largo del sofá, nos tapamos con la otra manta, mojé mi miembro con algo más de saliva y empecé a penetrarla con cuidado, me encantaba, parecía que había ...
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