1. Secreto de confesión


    Fecha: 24/01/2019, Categorías: Gays Tabú Transexuales Autor: amanuense, Fuente: xHamster

    Dedicado acdnuria, gracias por compartir tu fantasía, por muy extraña que parezca siempre se le pueden poner palabras.- Ave María Purísima- dije, y el agitado latir de mi corazón me impidió escuchar la respuesta del otro lado de la celosía.Mientras mi cabeza trataba de poner en orden aquellos sentimientos inconfesables, en mi cerebro aun resonaba el eco de mis pequeños tacones caminando decididos sobre el mármol bicolor que pavimentaba aquella pequeña parroquia de barrio. La seguridad que me había empujado a salir de casa y llegar hasta la iglesia, había desaparecido de golpe. Me miré, arrodillada en el confesionario, con mi traje de chaqueta y falda a juego, la blusa blanca y el collar de perlas demasiado perfectas para ser naturales, parecía una señorita de provincias. Y lo que tenía que confesar también era un pecado muy propio de pequeña burguesa de otros tiempos.- Te escucho hija… ¿Qué tienes que contar?- se oyó proveniente del otro lado. Hija… Esa palabra repicó en mi cabeza y llegó a todos mis sentidos. Bajé la mirada, entre avergonzada y satisfecha. Mi peinado, mis ropas, el perfume, la voz… le habían hecho llamarme hija. A esas horas y en esa modesta iglesia alejada de los grandes templos siempre llenos de turistas, apenas media docena de beatas rondaban por allí, sentadas rezando en bancos suficientemente alejados como para que no escucharan lo que tenía que decir. Decidida respiré profundo y abrí la boca dispuesta a confesar estos sentimientos que me atormentan ...
    ... desde hace años, y sin embargo, cuando mis labios se separaron, fui incapaz de emitir el más mínimo sonido.- No tengas miedo… el Señor perdona todos los pecados de sus siervos- dijo la voz al otro lado de la madera. Había escogido el confesionario al azar, sin saber quien se escondía al otro lado de los minúsculos agujeros. Tan sólo podía intuir su cara blanca sobre el fondo negro de su ropaje. Su voz era dulce, ligeramente cantarina, y sus silencios pesados. - ¿Qué tienes que confesar?- insistió la voz.Tragué saliva y comencé a hablar.- Padre, me acuso de pecar contra el Noveno y de querer hacerlo contra el Sexto- El silencio como toda respuesta. Pensé que estaría repasando mentalmente la lista de mandamientos para ver si mis pecados eran más o menos perdonables. Mi corazón latía desbocado en el pecho. Ni el sacerdote ni yo hablábamos, y ese silencio se me hacía eterno. Estaba decidida a seguir contando mis secretos más íntimos cuando su voz surgió del otro lado de la celosía.- Hija mía, sé que la tentación es grande y la carne débil, lo sé, pero lo que el Señor nos pide en esta vida es contención- comenzó a decir pausadamente, sopesando mucho cada una de sus palabras. Después prosiguió: Ambicionar los bienes de los demás es un acto de envidia grandísimo, y ya si hablamos de otra clase de deseos… ¿me escuchas?- interrumpió el discurso para ver si lo seguía. Afirmé con un movimiento de cabeza, y tras unos instantes para recuperar el hilo de su discurso, continuó diciendo: Sentir ...
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