1. Verónica - La noche


    Fecha: 26/01/2019, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    La puerta se cerró a sus espaldas. Estaba de nuevo en el mismo rellano al que había subido varias horas antes. La misma camiseta, los mismos pantalones, los mismos zapatos,...sin embargo, durante esas dos horas había ocurrido algo que cambiaría su vida para siempre. Por primera vez, después de años intentando, las estratagemas que había intentado utilizar para gozar de la chica que deseaba habían dado el resultado apetecido. Hace dos horas había entrado en el piso sólo para recoger unos papeles de su hermana y ahora salía con los documentos pero también con besos, caricias, arañazos, con ropa íntima por los suelos, sudor, sexo, calor,.... "Nos vemos esta noche" habían sido las últimas palabras de Verónica, aquella morenaza de busto y trasero de infarto de la que había gozado hasta tal punto de que al salir de aquel pisito ni se había levantado de la cama, sino que quedó laxa sobre las sábanas en las que minutos antes estaban enredados. A las nueve en punto detuvo su coche justo enfrente de la entrada. La tranquilidad de la calle le permitió abandonar el automóvil sin ni siquiera detener el motor, llegar al portero y llamar. "¿Bajas?". "Voy". Volvió al vehículo desde donde veía perfectamente la salida del bloque de pisos. Escuchó una puerta que se cerraba, vió una luz que se encendía e iluminaba todos los tramos de escaleras,...Pronto apareció ella. Tacones altos. Medias de red. Vestido negro justo hasta la rodilla y con escote generoso. Y su rostro, bello como el de pocas, ...
    ... con una melena aún mojada,...¿o quizas era efecto de la gomina? Alzó la barbilla y le miró desde lejos. Sus ojos y su boca delataban que todavía recordaba todo lo bueno de la tarde anterior. Aún quería más y cada gesto durante la noche evidenció sus deseos. Durante la cena, le acariciaba bajo la mesa con sus pies; tomando copas en aquella terraza su cuello se le mostró en su plenitud; y bailando desde sus piernas hasta su busto se rozaron por el cuerpo de su amante. Volvieron al coche. Él sabía que ella no esperaría a llegar a casa de ninguno de los dos. De hecho, recién entrados en el automóvil, se había apoyado en sus fuertes piernas y había besado todo su cuello. Después de lo ocurrido durante la tarde, se sentía seguro. "¿Dónde vamos?" "A mi casa. Tengo ganas de que me folles como esta tarde, que me la metas,..." "De acuerdo" No obstante, ese de acuerdo era sólo con la segunda parte de la petición. No podía esperar a llegar a su casa. Ni él, ni ella deseaban aguardar tanto. Su casa distaba al menos 30 minutos en el mejor de los casos, así que donde debía girar a la derecha, giró a la izquierda, camino de aquellas carreteras apartadas de la ciudad y donde, no hace mucho tiempo, había ido con sus colegas a espiar a otras parejas. Continuo un poco más, al final de una de aquellas vías detuvo el coche tras dos grandes árboles. "¿Te gusta aquí?" "Cualquier sitio es bueno" – respondió ella., mientras volvía a besarle ahora en la boca, ahora en el cuello, ahora, desabrochando los ...
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