1. Prisionera múltiple (Episodio 1)


    Fecha: 30/01/2019, Categorías: Sexo Duro Sexo Interracial Autor: Sindrome33, Fuente: xHamster

    ... boquiabierta e hipnotizada por la visión de aquél falo que, bamboleándose, se acercaba con cada paso que Ramiro daba en dirección al camastro.- Mmm... este objeto es altamente sospechoso, señor agente - le dijo ella a él mirándole a los ojos y relamiéndose la boca.- No tenemos mucho tiempo, prisionera Angy, proceda a inspeccionar - le ordenó burlonamente el guarda a la chica, que ahora inclinaba ligeramente su cabeza y estiraba su brazo derecho a la búsqueda de aquél desproporcionado miembro.Lo agarró suavemente y condujo su boca al glande de aquél pene oscuro. Sacó la lengua y la paseó por toda la cabeza, aplicando una fina capa brillante y húmeda, con saliva caliente, casi ardiente, por toda su punta. Asomaba también una brillante gota de líquido preseminal que rápidamente mezcló con su propia saliva y saboreó tímidamente.En cuestión de apenas unos segundos aquél miembro creció y creció, hinchándose y marcándose en él unas enormes venas que latían al ritmo del frenético corazón del guarda.- Oh... jodida Angy... ¡qué guarrita estás hecha! - le dijo Ramiro a la prisionera en un tono distinto al que había tenido hasta el momento, acariciando el pelo rizado de esta y presionando ligeramente con sus grandes manos latinas para que su boca abordara la mamada que estaba a punto de recibir.La boca de Ángeles se abrió por completo para recibir aquél duro mástil y dejó que entraran uno a uno cada uno de los centímetros de carne oscura, más allá del primer cuarto, más allá de la ...
    ... mitad y llegó hasta que la cremallera y una ligera arcada la detuvieron. Retrocedió, dejando tras de sí un par de pegajosos hilillos de saliva que colgaron arqueándose del tronco de aquella herramienta lujuriosa.Sus ojos sólo podían observar el instrumento que su boca deseaba con auténtica devoción. En ese momento el guarda aprovechó para desabrocharse los pantalones y dejar caerlos por su propio peso al suelo, junto a unos sencillos calzoncillos oscuros, dejando ver la inmensa envergadura de aquél pene erecto que bien podía alcanzar los 25 o 26 centímetros, más ancho que el brazo de la propia presidiaria.- Joder Ramiro... no sabes las ganas que te tenía, ¡cabrón! - le soltó Ángeles mirando hacia arriba, con los labios a apenas varios centímetros de aquél glande hinchado y palpitante.- Come, aliméntate con ella - sonrió el guarda, esta vez usando las dos manos en la nuca y el cuello de la prisionera que había cambiado de repente el semblante de una inocente y asustada corderita a la más despiadada y hambrienta de las lobas.Ángeles reinció de nuevo el vaivén de su boca a lo largo de aquél portento, deslizándose desde la punta hasta allá donde su garganta le hacía parar, bien cerca de la unión de los escasos pelos púbicos del guarda con aquel mastodóntico falo. Cerraba los ojos y se centraba en saborear cada poro, en repartir enormes cantidades de saliva por toda su extensión, saliva que empezaba a acumularse bajo el pene y regar los oscuros y arrugados testículos de aquél guarda ...
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