1. La primera vez que cogí a una perra.


    Fecha: 02/02/2019, Categorías: Zoofilia Autor: Andy19, Fuente: SexoSinTabues

    En el establo de mi padre, el mismo donde había disfrutado de las más ricas mamadas en el corral de los becerros, me dispuse a disfrutar del coño apretado de nuestra perra Pastor Alemán, quien comenzaba su primer celo… De las muchas veces que frecuenté el corral de los becerros luego de mi primer experiencia, decidí continuar con el vicio tan pronto fuera posible ya que en un par de semanas entraría a la escuela preparatoria y debía aprovechar lo último de las vacaciones del verano. Estaba soleado y caluroso, como de costumbre, pero al final de la tarde una nubecilla veraniega refrescó el ambiente y lo hizo más agradable. Luego de que se marchasen los trabajadores y mi padre, esperé un poco a la sombra por lo sensible de mi piel. Me quité la ropa completamente y me quedé en botas de trabajo, que de tantas veces manchadas de fluidos estaban de todos colores. En esas estaba cuando entré al corral de los becerros y estiré mi mano para atraer al más pequeño. Como tenía algunas semanas ya, su lengua era rugosa pero aun así mamaba tan rico como hasta hace un par de días. Hacía tiempo que no tenía acción, así que apenas sentí la baba del becerro en mi entrepierna, tuve la erección más intensa que pueden imaginar; la faena con el becerro estaba por comenzar, cuando vi que nuestra perra Kiny, una bellísima Pastor Alemán de apenas un año y algunos meses entró meneando la cola y se me paró de manos, como era su costumbre cuando me veía. Ya para entonces era un pervertido, así que ...
    ... pronto se me ocurrió que se sentiría una mamada por un perro. Desde luego que de primer instancia no se me ocurrió penetrarla, pero sin duda, el ofrecerle mi verga llena de baba de becerro me sembró la idea de que así de lubricada le entraría con mucha facilidad. La llamé cariñosamente, desnudo como estaba, pero apenas se limitó a olisquearme la entrepierna huyó de mi presencia. Caliente como estaba no podía permitir quedarme con las ganas, así que metí mi verga bien dura en la boca del becerro, a través de los barrotes del corral hasta que me ordeñó la última gota de leche. Esa noche fue de las primeras veces que me vi interesado en el ZOO con perros, así que en cuanto llegué a mi casa en la ciudad, me metí a mi cuarto, el cual se encuentra en el extremo totalmente opuesto de mi casa, y con toda la privacidad, busqué información acerca de cómo tener sexo con perras, desde luego, no faltaron los videos más calientes que se puedan imaginar. Ahí aprendí que sería difícil a no ser que la perra estuviese en celo, cosa que aún no había sucedido pues Kiny no había sido penetrada aún por su corta edad. Según la información que leí, faltaban algunos meses para que entrara en su primer celo, cosa que me hizo desesperar en demasía, pero me consolé pensando que tendría tiempo para acostumbrarla a mis caricias hasta el momento culminante. Durante los siguientes días de mis vacaciones, destiné parte de mi tiempo en llevar a la perra al almacén de las semillas de siembra, un sitio solitario, ...
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