1. Logré compartir a mi mujer


    Fecha: 04/02/2019, Categorías: Infidelidad Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Un verano en que no encontrábamos de vacaciones en mi antigua ciudad, visitamos la exposición pictórica de un amigo de mi colegio, tres años menor que yo, aficionado a la pintura, quien nos acogió con gran alegría, mostrándose encantado con mi esposa, con quien tuvo una inmediata afinidad, por lo cual la conversación nos entretuvo por mucho tiempo, más allá del cierre de la muestra que mi amigo había montado en la casa situada en los altos de la farmacia que administraba. Entre las pinturas exhibía un desnudo de muy buena factura, ante lo cual se me ocurrió inmediatamente decirle a mi mujer que por podría ver cumplido mi sueño de tener un desnudo suyo. Nuestro amigo se mostró de inmediato dispuesto a pintarla, diciendo que podría hacerlo de alguna fotografía que tuviéramos. Después de un rato de agradable conversación no despedimos muy contentos, con el compromiso de volver a vernos para conversar de la pintura. Mi esposa, tiene 35 años, es morena clara, 163 centímetros de estatura y pesa 52 kilos, por lo que es bastante menuda. Sin embargo, eso mismo le permite tener un cuerpo de jovencita con un culito pequeño, muy firme y sin una muestra de celulitis y unas tetas que, sin ser feas, ella quiso operarse para agrandarlas y levantarlas, por lo que, a mi entender, es muy atractiva sexualmente y muestra de ello es que en la calle es siempre es muy admirada por hombres de todas las edades. Nuestra vida sexual es muy rica y siempre nos habíamos mostrado muy abiertos y una de mis ...
    ... fantasías era verla cogiendo con otros hombres, verla terminar ensartada por una buena verga ya que es espectacular haciendo el amor y una sinfonía acabando, lo cual, entre otras cosas acabó por enamorarme de ella, ya que soy tres años menor que ella, es decir tengo 32 años. La conversación me dejó muy caliente y reavivó mi fantasía, que ya le tenía bien metida en la cabeza y se mostraba siempre dispuesta a aceptarla, pero sin hacer nada por ello dejándome la iniciativa a mi, por lo que maquiné la concreción de mi fantasía, convenciéndola primero para que se hiciera las fotos para la pintura con mi amigo, para lo cual lo llamamos acordándolo para el día siguiente. Esa noche le hice el amor hasta emputecerla, como casi siempre lo hacía, pero esta vez hablándole al oído de lo bien que lo pasaría cogiéndose a mi amigo y posiblemente a mi también. En la noche siguiente fuimos a ver a nuestro amigo, premunidos de nuestra cámara fotográfica digital y dispuestos a cualquier cosa. Después de una larga conversación y de unos whiskys para distendernos, yo forcé la situación pidiéndoles que pusieran manos a la obra para la fotografía, mientras yo iría a comprar algo para tomar y que a mi regreso quería ver los resultados para escoger la definitiva. Demorándome a propósito para darles tiempo a entrar en confianza, volví treinta minutos después aproximadamente, encontrando a mi mujer en tanga y sostenedores algo nerviosa pero muy sonriente, y a mi amigo también nervioso y con una erección ...
«123»