1. El destino me es propicio


    Fecha: 06/02/2019, Categorías: Infidelidad Autor: MariaYute, Fuente: CuentoRelatos

    El destino rara vez es mezquino con las mujeres dueñas de sí mismas, que creen que es un mito, que sólo queremos sexo con amor, que asumen que para nosotras, como para los hombres, el sexo es un lindo intercambio de placer, que no es amor, ni va ligado necesariamente a alguna clase de amor y por añadidura son agraciadas: no nos escatima partenaire con quien coger. Hace ya 6 meses que mi esposo Martín fue sometido a una cirugía y, el visitarlo y acompañarlo en la clínica, hizo que conociera un médico amoroso y atento. Se llama Roque. Entró a la habitación, se presentó y, a la rutina de chequeo del enfermo, intercaló miradas dirigidas a mí, intensas y explícitas como de caníbal untándome con chimichurri. Instantes después le sostuve la mirada pues me llamó la atención ya que tenía varios días –semanas- inactiva sexualmente y mis autocomplacencias eran pobre paliativo. Alto y fornido, cabello negro, ojos grandes color café oscuro, pestañas largas y rizadas, nariz prominente, boca grande y labios gruesos, brazos musculosos. Mi imaginación y turbación “vieron” en sus entrepiernas un miembro proporcional a sus grandes manos: toda una promesa. Fue instantáneo, él me vio y quedó atraído por mí mientras yo, tal vez por la inquietud de tener Martín en post operatorio, me fijé en él demorada, pero no menos interesada. La visita finalizó con un lacónico comentario verbal y uno elocuente visual. Las dos tardes siguientes, los cuatro ojos siguieron “conversando” monotemáticos: “¡con gusto ...
    ... te la pondría!” “¡qué bueno sería tenerte adentro!” Sólo que antes de retirarse me invitó, con un gesto disimulado, a que lo siguiese. En la antecámara de la habitación me habló brevemente sobre la salud de mi marido y, luego se interesó sobre mi y deslizó los primeros halagos y veladas alusiones a mis, obvias, privaciones eróticas. La segunda de las dos tardes, ya nos sentamos en el sofá de la antesala. Noté que él no quería que la visita terminase sin “ir al grano” – me había tomado una mano en sus manos, acariciado en la mejilla, halagado, desnudado con la mirada… - Yo, nerviosa por Martín esperando despierto, opté por despedirme. Al retirarse optó por pedirme el número de celular. Se lo di y entré a la habitación. Mientras justificaba, no sin torpeza, mi tardanza y arreglaba sábana y cubrecama de Martín pensaba en lo mucho que me atraía y me excitaba el doc y de cómo sería un polvo con él. Fui al toilette para prepárame para pasar la noche. Me quité blusa, pantalón y ropa interior. Sentada en el bidet me masturbé un buen rato, me higienicé, calcé bombacha y corpiño limpios y un bata. Martín estaba dormido – lo sedaban para que sus noches fuesen tranquilas - En eso suena mi celular, era un Whats App del doctor: decía lo encantado que estaba de haber charlado conmigo y que le hubiese gustado despedirse, hoy, con un beso. Imaginé sus labios gruesos sobre los míos, sentí como una corriente recorría mi cuerpo, bajando desde la boca hasta mi clítoris que empezaba a dilatarse y ...
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