1. Quieres problemas?


    Fecha: 06/02/2019, Categorías: Infidelidad Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... cuanto intentó abrir la puerta de su coche, que sí era el Toyota Célica color verde oliva, sentí la necesidad de decirle lo que fuera, así que corrí abandonando mi sitio en el puesto de comidas, provoqué un rayón de llanta de un auto al que me le atravesé por cruzar la calle furioso y sin precaución, abrí la boca y le dije: -"¿Qué se supone que pretendes poniendo tu coche detrás del mío?" Ella alzó un par de ojazos negros y me los clavó hasta el fondo de mi alma y sin disimulo dijo: -Darte problemas. -¿Darme problemas...? No podía creer semejante derroche de cinismo, sin embargo me detuve a ver a la chica y del examen que hice de sus ojos tuve una extraña visión. En esa visión el mundo era cruel y hostil, y sin embargo la dueña de estos ojos no me daría problemas, o no los consideraría yo así al menos. Me reí nerviosamente y luego dije: -¿Pero qué clase de carbonería te traes...?- Le miraba el cuerpo, demasiado delgado para mi gusto, casi un hombre, con manos cortas, quizá blanditas, una escasa caderita y sus pechos de broma, su boca carnosa y encima de esta un ligero bigotillo que si bien no era un mostacho si le tintaba de gris el rostro, su nariz recta y larga, aunque con una hendidura en su punta, como si la nariz fuese la barbilla de una sub cara que se apoltronara en su propio rostro y esta barbilla fuera barbilla partida. Guiñó un ojo, sonrió y me mentó mi madre con una seña de su mano. Dio un portazo a su Toyota, le dio un empellón a mi Mustang, dio reversa y se fue ...
    ... velozmente. Tanto cinismo me dejó petrificado que ni siquiera tuve la lucidez para arrojarle una piedra en el parabrisas, escupirle el cofre o de perdido darle un manotazo en el capacete de su coche. Durante el día no pude desprenderme de esta escena. Por lo regular no me ocurren cosas que sean muy dignas de contar, aunque estas sean malas experiencias, no me pasa lo bueno, tampoco lo malo, me pasa lo normal, lo ordinario. Sin embargo no supe ver que aquel encuentro sería el principio de las cosas que empezarían a ocurrirme, y que ello vendría a revolucionar aquello que yo creía eran mis gustos muy definidos, mis preferencias. En mi mente se había grabado muy bien la imagen de la chica del Toyota, y lo que más recordaba era la ambigüedad que existía en su cara sonriéndome agresivamente, tal como si buscara mi simpatía, mientras su mano de decía "ve y jode a tu puta madre, metete el dedo en el culo, cabrón" Un segundo encuentro fue totalmente accidental, extraño también. Por causas de ecología, uno de los grandes almacenes de la ciudad cambió sus bolsas de plástico por unas de papel. El papel, como se sabe, cede muy cobardemente cuando se moja. Fue en el estacionamiento de ese centro comercial. Yo no la había visto, sino que una lata rodó hasta mi pie, yo sin dudar me agaché a recogerla y ayudarle a aquel que fuera su dueño. No sólo eso, rodaban más y más cosas porque una bolsa de papel se había desintegrado en las manos de quien la cargaba y todo se regaba entre los coches. Ya ...
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