Mi abuelo y yo 4 - Relatos Eróticos

Mi abuelo y yo 4

Bueno la parte final de esta historia. Espero que esta serie les haya gustado. No olviden sus comentarios y gracias por los comentarios de los anteriores. Besos Así transcurrieron unos años más, yo me convertí en la amante de mi abuelo, me dijo que a partir de ese momento íbamos a jugar a los esposos, que como buena mujercita debía yo aprender a cuidar los penes para cuando me casara y tuviera hijos, así que en los siguientes años cuando estábamos solos él me decía esposa y yo esposo. Cuando ya tenía yo 13 años era una gran amante del pene, mi abuelo vivía encantado cogiéndome cada vez que había oportunidad, unas vacaciones pedimos permiso a mi madre para ir a una granja de un amigo suyo que había enviudado unos años atrás, mi mamá accedió y nos fuimos 15 días de vacaciones. Estando allá, llegaron 3 amigos más de mi abuelo, por lo que estaban 5 ancianos en total. Al parecer mi abuelo ya les había contado que yo era su esposa secreta y que me estaba enseñando a ser una muy buena esposa. Los viejitos estaban encantados conmigo, yo acostumbrada a traer siempre falditas cortas, mis pechos ya se estaban desarrollando y mi abuelo me dijo que podía andar como en casa sin ropa interior si así lo deseaba. A mí me pareció muy divertido hacerlo pues veía las caras de sus amigos cuando me agachaba y veían mi culito al aire. Una noche me dijo mi abuelo que si quería ayudarle a que sus amigos se sintieran mejor pues estaban un poco decaídos, le dije que sí que qué tenía que hacer y me ...

... dijo que le encantaría que jugara con ellos a la esposa mientras me tomaba fotos y videos como las de las chicas mayores que habíamos visto. A mí me pareció muy divertida la idea, y accedí. Esa noche después de cenar todos nos fuimos a la sala, me dijo mi abuelo que le diera teta a uno de sus amigos mientras los otros me veían. Me fui al sillón me quité la blusa y juguetona pregunté quién quería tomar teta, uno de ellos se acercó se sentó frente a mí y comenzó a masajear mis tetas, los otros se sentaron en otros sillones dispuestos a ver, mi abuelo cámara en mano grababa lo que sucedía. Cuando mis pezones se endurecieron acomodé la cabeza del anciano sobre mi regazo sosteniendo su cabeza para que succionara mi pezón, parece que habían pasado muchos años de que había tenido una teta en la boca pues succionaba con mucha desesperación y mordisqueaba mi pezón a veces sentí que me lo iba a arrancar pero las corrientes eléctricas que recorrían mi cuerpo eran deliciosas especialmente al pensar que dejaba que alguien diferente a mi abuelo me estuviera mamando las tetas. Poco tiempo después noté que el bulto en su entrepierna ya estaba crecido, le pregunté si quería que se lo sobara y encantado me dijo que sí. Se sentó en el sillón me puse de rodillas ante él, abrí su pantalón bajé su trusa y un hermoso pene saltó ante mis ojos, yo comencé a masajearlo mientras el suspiraba de placer. Cerró sus ojos y echó la cabeza hacia atrás y comencé a mamarle el pene. Sorprendido dio un salto en el ...