1. La gitanilla Leila


    Fecha: 07/02/2019, Categorías: Hetero Autor: kiko, Fuente: CuentoRelatos

    ... como una montaña. Justino limpió con un pañuelo de mano la cara y el vientre de Leila. -Vístete que te voy a enseñar donde está enterrado el cerdo. -Er celdo no ce va a ezcapá. Quiero hacé er amó contigo. Justino era un cabronazo, pero no llegaba a tanto. No le quiso joder la vida a la gitanilla, y es que sentía algo por ella, aunque no sabía que era. -¿Y la prueba del pañuelo? -Yo zoy mujé de un zolo hombre. -¿Y qué me dices de tu novio? -Tiempo tendré de ezcaparme de la chabola. -Yo no me voy a escapar contigo. -¡¿Quién te cre que ez, er Cla Gable ece? Cometí er fallo de darte mi coño y ahora quiero que... ¿Quiere folla o no? -¿Y qué va a ser de ti? -¡Yo que cojone ce! Lo que ce ez que quiero que me dezvirgue tú. Justino, que ya estaba empalmado otra vez, se echó a su lado, y le dijo: -Si quieres, fóllame tú a mí. -Yo no ze follá, payo. -Aprende. Leila, le hizo a Justino lo que le hiciera a ella. Lo besó, pero sin lengua, cogiéndole la cara con las dos manos y mirándole a los ojos antes de besarlo. En cada beso parecía que quería asegurarse de que se lo daba a él. Después le lamio y le chupó las tetas y le lamió la polla. Justino, tampoco le dijo como hacer el trabajo correctamente. Poco después, Leila le decía a Justino: -¿Qué, me folla ya? Eztoy ardiendo. Justino, viendo a aquella ...
    ... diosa morena, trabajo le costó decir: -Sube encima de mí y fóllame tú. No quiero que después digas que te quité la virginidad. -¿Y quién me la va a quitá, la minga del celdo? -Es mejor que subas, bonita. Yo te podría hacer daño, pero si te la metes tú, a tu aire, te va a doler menos. Leila, subió encima de Justino. Cogió la polla en la mano y la acercó al coño mojado, la movió entre los labios, de arriba abajo y de abajo arriba. Se tocó con el glande el clítoris. Le gustó. Siguió frotando, frotando y frotando... Sintió como Justino se corría. La leche empapaba su mano cuando comenzó a correrse. Puso la polla en la entrada de su coño. Empujó y metió la cabeza. Una mezcla de dolor y placer hizo que su cuerpo se sacudiese... Acabó metiendo la polla del todo y volvió a follar a Justino hasta que quince minutos más tarde, más o menos, se corrieron juntos. Fueron dos orgasmos espectaculares. Sus bocas se unieron y se comieron mutuamente. El placer dejo sus cuerpos exhaustos. Al acabar, le dijo Leila a Justino: -Te tengo que contá un cecreto. Eztoy enamorá de ti dezde que era una niña. Dezde que venía con mi mama a ver ci ce oz muriera alguna gallina. -No sé qué decir. Yo sí sé que decir. Hoy en día. Leila y Fustino viven en Francia y son abuelos. Se agradecen los comentarios buenos y malos. 
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