1. La casa en la playa 11 y 12


    Fecha: 09/02/2019, Categorías: Gays Autor: juanitocaminador, Fuente: SexoSinTabues

    ... masilla suave que tu macho modela a su gusto y a veces el alfarero que toma la arcilla tibia del cuerpo y el corazón de tu chico para modelarlo con caricias y placer. Poco sabía aún y poco entendía lo que estaba viviendo, el tiempo y la relación con esos dos entrañables amigos se lo enseñaría. Al fin el sueño los fue venciendo, regresaron al dormitorio donde Eze roncaba plácido, lo corrieron a un costado de la cama y se durmieron abrazados. 12.- La salida con Lucas El despertador los sacó de la cama a las 8. Había que prepararse rápido porque en una hora llegaba Lucas. Había que bañarse, lavarse bien el culo para eliminar los olores a cogida y sacar las sábanas de las dos camas que tenían una baranda a garcha que delataba. Mientras los primos se bañaban juntos (qué mimosos estaban esa mañana), Eze puso la ropa de cama en el lavarropas. Tomaron unos mates rápidos y armaron las mochilas con un segundo short, un par de remeras y los toallones para tirarse en la arena. Por las dudas , termo, yerba y azúcar. A eso de las 9:15 Lucas tocó la puerta. Bermuda de jean recortado con tijera y buzo negro. Venía con dos mochilas. El contenido de una lo repartieron entre las 4 mochilas restantes para que nadie cargara más de una. Pero..., dónde estaba la parrilla para hacer los choris? Lucas sonriendo con suficiencia les dijo que no se hicieran problemas, que ya verían cómo se resolvía todo. Caminaron hasta la playa conversando tranquilamente. Encararon para el lado de Las Toninas. El día ...
    ... algo fresco a esa hora, auguraba un mediodía y una tarde de calor. Cuando terminaron de pasar la última calle del pueblo, comenzaron a aparecer las dunas semi-pobladas por matorrales bajos y tamariscos achaparrados. Luego de un buen rato de caminar por esa playa vacía de humanos pero rica en gaviotas y almejas, Lucas encaró hacia dentro de las dunas. Caminaron otro buen rato subiendo y bajando dunas bajas hasta que divisaron el desierto a unos pocos cientos de metros: una zona de dunas más altas, de arena mucho más amarilla, completamente peladas de vegetación. No fue poco trabajo subir la primera para divisar un valle amarillo también pelado y un poco más allá la siguiente duna a subir. Lucas subió más rápido y los esperó en la cima. Cuando llegaron a la cúspide pudieron ver una bella laguna, bajita, de aguas quietas, completamente transparentes, que reflejaban el sol matinal. La laguna estaba rodeada de dunas por tres de su lados. No era muy grande, tal vez 200 metros por 50. En el último lado se veía una playita pequeña, cortada por una barrera de tamariscos, y un poco más allá un bosquecito también de tamariscos. Wow!, exclamaron los porteños, el lugar valía la pena. Costearon la duna hasta llegar a la playita. Detrás de la barrera de tamariscos, hasta llegar al bosquecito, había un espacio de arena de no más de 20 metros, con algunos restos de fogatas. Mati enseguida pensó en su refugio de las vías, violado (y ensuciado) por otros usuarios inesperados, pero miró por todos ...
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