1. Con uno de mis amigos de la adolescencia (Tercera parte)


    Fecha: 10/02/2019, Categorías: Gays Confesiones Autor: buitrepanda, Fuente: CuentoRelatos

    ... de su lengua dentro de mi culito. La ponía y la sacaba, me lo lamía… ¡¡Qué placer!! Yo tuve a mi Primo como mentor, y yo me preguntaba: ¿a quién habría tenido él?? Así estuvo unos cuantos minutos besando mi ano y cada lengüetazo mis caderas se movían cadenciosamente hacia los costados y subiendo y bajando. De repente dejó de besarme el ano y empezó a meterme un dedo y siguió y siguió hasta que lo metió todo y comenzó a cogerme con el dedo. En seguida siento que otro dedo quería entrar en mi culito. Hasta que tuve dos dedos adentro. En eso saca los dedos, dejándome moviendo mi cola, sin nada adentro, de la calentura que tenía. - “Dale. Metémela de una vez!!!” -le dije. Y entonces empecé a sentir, cómo ponía con sus dedos un poco de saliva en mi culito, para después gozar, al notar que comenzaba a meterme muy, pero muy lentamente, su enorme, delicioso y caliente pedazo. Primero la puntita, la cual la pasaba por alrededor de mi culito. Luego, el glande, tratando de que mi culito lo dejara entrar. Llegaba a sentir el glande abriendo mi culito, y luego sacaba su pedazo. Volvía a metérmelo hasta el glande y otra vez lo sacaba. Así lo hizo unas 3 veces, hasta que en la cuarta vez, sentí el glande que esta vez no paró, sino que siguió entrando más y más. El “dolor” que sentía fue un placer tal, que no lo puedo describir. El que lo ha sentido, sabe perfectamente a qué me refiero. Entró y entró en mi culito, hasta que sentí todo su tronco dentro de mí hasta “aplastarme” la ...
    ... próstata. “Uff, uau, ay, agghh, sssí, mmm, pff… asssííí… más adentro” fueron algunas de las onomatopeyas y palabras que recuerdo haber emitido, por el placer que me estaba haciendo pasar, mi querido Edu. Me apretó de tal manera que mis caderas cedieron y quedé apretado entre la cama y él. En ese momento, empezó a besarme mi nuca, mientras movía lateralmente su cadera, por lo que su pedazo se movía dentro mío también de esa forma. Luego metió todo su pedazo hasta el fondo y se quedó absolutamente quieto. Quieto. ¡¡Qué placer, por favor!! - “¿Te gusta Carli? - “Mmmm… sssssí… mmm… qué pija, mi amor. Nunca gocé tanto como me estás haciendo gozar. Sos divino. Cogeme. Cogeme, por favor. Llename de tu lechita.” - “¿No querés seguir jugando un poquito más?” - “No. Cogeme. CO – JE – ME…!!!! POR FAVOR…” - “Bueno. Como quieras.” Y empezó a subir a bajar, subir y bajar, lentamente al principio, para después empezar a cogerme más y más rápido, y más y más fuerte. Cada subida que hacía, llegaba casi hasta dejar el glande al borde de mi culito, y cada bajada era hasta el fondo, y así una y otra, y otra, y otra vez. Yo me encontraba en el espacio. Con mis ojos cerrados trataba de usar mis otros sentidos solamente, para tratar de dejar grabado en mi mente, el placer que me estaba haciendo sentir Eduardo. Sube y baja, sube y baja, hasta que en un momento me dice: - ¡¡Ay, Carli… ya voy… Estoy por acabarte” - “Dale… dale mi amor. Dale…” - “Ahí voy… ahí voy… ahí… vvvvooyyyy… aaaajjjjhhh.” Y finalmente ...