1. Dos fantasías en una


    Fecha: 13/02/2019, Categorías: Zoofilia Autor: Ano-Di-No, Fuente: SexoSinTabues

    ... perfecto inglés. Juan entendía el contexto general de las expresiones, pero se le escapaban muchas palabras, sobre todo si se hablaba rápido. - Qué bien hueles, osito. - Sabes que me gusta oler bien para ti. Te lo mereces todo. - Pues acabo de cerrar un trato que te gustará, sobre todo a ti. ¿Vas a ser mi sumiso hasta mañana? - Uy, cómo empieza la noche… - Lo mejor es que espero que acabe tal como la he ideado. - ¿Qué me darás a cambio, cariño? Le dijo Juan mientras daba su segundo trago al güisqui con soda. - Placer, sólo placer, como tú me lo proporcionas a mí, le contestó Miriam con una mirada demasiado ardiente para ser las 9 y media de la noche. Ella no le dio muchos detalles de sus intenciones. Él confiaba en ella. Casi al terminar la segunda copa, Miriam le dijo a Juan: Debes ir con la mujer de recepción y hacer lo que te diga ella. Yo me voy a la habitación a esperarte, no te preocupes que no te perderé de vista. Ella le dio un húmedo beso en la boca de despedida y se dirigió a la habitación, que estaba en el mismo piso del salón, al final de un pasillo. Él salió en sentido opuesto a buscar a la recepcionista. Juan se presentó, le dijo que era el marido de Miriam y lo único que sabía es que debía seguir sus órdenes. Astrid era una delgada mujer de unos 50 años, con el aplomo que da el medio siglo. Sin la soberbia de los 30, pero con el respeto que otorgan 20 años más en un mundo donde el poder fáctico lo tienen los hombres, pero el práctico las mujeres. Sígame, se ...
    ... lo va a pasar muy bien esta noche, no la olvidará nunca. Tampoco su mujer, le aclaró la supuesta recepcionista, aunque por el rol que jugaba parecía que era más que eso. Juan siguió a Astrid por el exterior del que otrora fuera la casa de los señores de la granja. Entraron en un edificio apenas iluminado, pero tampoco la guía se tomó la molestia de iluminarlo más. - Take off your clothes and put on all fours. Le dijo Astris. Pero Juan apenas entendió la primer parte. Como veía que no hacía nada, la irlandesa empezó a desvestirlo. Él siguió solito mientras ella lo miraba. Cuando no le quedaba nada ella le indicó que se tirase al suelo e imitando a un animal le indicó lo que quería que hiciera. Cuando Juan estaba a cuatro patas ella se acercó a él con dos pares de esposas. Con uno enlazó su muñeca izquierda a su tobillo izquierdo, y con la otra hizo lo mismo con las extremidades diestras. Juan estaba inmovilizado, en una granja de un pueblo del norte de Irlanda y nada sabía de su mujer. De repente se abrieron unas cortinas en el costado derecho de Juan y vio a Miriam sentada en el borde de la cama en la habitación. Astrid terminó de correr las cortinas para que Miriam pudiera ver todo perfectamente y le dijo algo a Miriam que desde el establo donde estaba Juan no se podía escuchar. Miriam se desnudó y también se puso a cuatro encima de la cama. Astrid subió una banqueta pesada al centro de la cama y ató el cuerpo de Miriam a la misma, de modo que sus pechos reposaban sobre el ...