1. EXTRAÑO TU BOCA, Y TÚ A LA MÍA (2)


    Fecha: 14/02/2019, Categorías: Infidelidad Autor: Mar1803, Fuente: SexoSinTabues

    Continuación del relato que me escribió mi amante. La primera parte está en http://www.sexosintabues.com/RelatosEroticos-32383.html Cada vez que me era posible, te acariciaba las tetas, me acomodaba abrazándote desde atrás y, sin dejar de masajearte el pecho, te besaba en el cuello y la cara. Te calentabas de inmediato. “No me calientes porque no tengo tiempo ahorita”, protestabas restregando tus nalgas en mi pubis. Después te volteabas para bajarme el cierre de la bragueta. Al sacarme la verga te ponías a mamarla con mucha gula. —¿No te dieron verga ahora? —Esta semana no está mi marido en la ciudad y tengo muchas ganas... —decías al sacar momentáneamente mi falo de tu boca, y seguías afanándote para que mi pene quedara tieso. Al tenerlo del tamaño que querías, te bajabas los pantalones y los calzones pidiéndome que te penetrara. Yo te cargaba y te llevaba al sofá del despacho. Te pedía que te encueraras y tú protestabas porque tenías poco tiempo “encuerados no...”, decías, pero te seguías quitando la ropa; yo hacía lo mismo, quitarme la ropa. Nuestras relaciones eran más frecuentes cuando tu esposo andaba fuera, y disminuían si él no salía pues en estas ocasiones respondías a mis peticiones con un “no debemos, sólo mi cónyuge me debe hacer eso”. Te refutaba con el argumento “yo solamente te voy a mamar, eso no te lo da él” y aceptabas después de fingir un poco de resistencia. —Yo no hubiera sido capaz de hacerlo con otro, pero mi esposo me deja sola mucho tiempo... —¿Cogen ...
    ... mucho cuando él está en la ciudad? —Sí, acostamos temprano a los niños y nos vamos a la cama. A veces desde las ocho ya estamos empiernados. —No lo dudo, estás tan buena que él ha de querer estar siempre adentro de ti. —No, a él no le gusta tanto, yo soy la que lo obliga. Se viene pronto y quiere dormirse. —¿Y qué haces tú? —Lo dejo descansar un poco y luego le mamo la verga y los huevos, le gusta tanto como a ti. —¡Es que lo haces muy rico!, se la has de parar de inmediato. —Sí, cuando se le vuelve a parar yo me subo y empiezo a cabalgar hasta que me vengo dos o tres veces, lo dejo descansar otro poco y lo vuelvo a mamar. Si no se viene así en mi boca, me vuelvo a subir... —Seguro que se duermen hasta que él se vacía en tu hermosa boca mamadora... —Sí... —contestas y llenas tu boca con mi falo. —¿A que saben las venidas de tu esposo? —No siempre saben igual, no sé por qué. Pero la que quiero probar es la tuya —me contestaste completando el 69. Alguna vez me pediste que no te chupara con tanto ímpetu en las tetas pues una vez quedaste con un moretón que advirtió tu marido y preguntó por ello; le dijiste que no recordabas qué te pudo haber pasado, “quizá en un juego con los niños ellos me golpearon o pellizcaron”, le contestaste restando importancia al asunto y siguieron él y tú con los juegos del sexo. A veces disponíamos de más tiempo y descansábamos llenándonos de caricias en tanto que contestabas mis preguntas con la espontaneidad mayor que he visto en una mujer a quien le ...
«123»