1. La maestra de mi nieta


    Fecha: 15/02/2019, Categorías: Sexo con Maduras Confesiones Autor: orestes santoyo, Fuente: CuentoRelatos

    ... su vestido el canal de sus senos que colgaron libres, no llevaba sujetador, sin levantarme, correspondí al beso. Al inicio nuestras bocas se entreabrían, a los pocos minutos nuestras lenguas empezaron a buscarse, después la intensidad iba en aumento y mis manos se afianzaron a sus caderas, dejamos de besarnos y apretó mi cabeza entre sus senos, era una señal que no podía pasar por alto. Mis manos treparon por su cuerpo confirmando su firmeza, llegaron a sus senos y los saque de su prisión para empezar a recorrerlos con mi boca, chupe, lamí, acaricie con mi lengua, mordí los pezones que crecían entre mis dientes, a cada acción un suspiro, gemidos, temblores, sacudidas, presión sobre mi cabeza para que no me retirara. Seguía sentado disfrutando la delicia de esas frutas firmes y súper suaves, ultra sensibles, baje mis manos de la cintura hasta el borde del vestido, empecé a subirlas por sus muslos, ¡que firmeza! Suaves al tacto igual o mejor que la seda, los rodee y abrace, cada una de mis manos subió por el interior y ella sin dejar de gemir y suspirar, favoreció la maniobra al abrir sus piernas apretándome más a sus senos. Lentamente mis manos trepaban hasta llegar a su entrepierna que desprendía calor, al llegar a su entrepierna sentí la tela humedecida, retire a un lado y lentamente busque acariciar lo mas de la vulva en búsqueda del centro de placer, ella abrió más las piernas como en demanda de mejores caricias, sin tardanza empecé a acariciar con firmeza el clítoris que ...
    ... se destacaba retador, al principio llevaba humedad del centro hacia él, después la humedad me rebasaba, era más de lo normal, era fruto de un gozo profundo por años detenido, gimió y sollozo, dejo de apretar mi cabeza y abandone sus senos para besar su boca que se entregaba por completo, abrió más las piernas rodeando las mías y se sentó sobre mí. De sus ojos corrían lágrimas, quise recogerlas con mi lengua, me abrazo quedando mi boca sobre su cuello, bese y lamí hasta su oreja, mis manos entre sus piernas seguían acariciando, lentamente introduje primero un dedo y luego dos, las paredes de su vagina apretaban y succionaban buscando una penetración más profunda, cuando no podían ir mas adentro con el pulgar presione el clítoris y empezó a sacudirse con un orgasmo intenso, moviendo su pelvis de atrás para adelante hasta que sus movimientos cesaron que dando lánguida entre un brazo que la abrazaba y mi mano que seguía acariciando, nos besamos con lentitud pero llenos de pasión. -¡Muchas gracias! Fue lo único que dijo con una voz baja, casi un susurro. Seguimos intercambiando besos por unos minutos, intercambiando lenguas que chocaban en desorden, seguía temblando entre mis brazos, su saliva era miel. Mi amigo entre mis piernas, había despertado, la posición de sentado impedía que la erección estuviera al máximo, como si tuviera interés repentino en mí, se levantó un poco y busco con sus manos sentir su dureza. Moviendo sus manos buscando abrir mi pantalón, gemía, como queriendo ...
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