1. La maestra de mi nieta


    Fecha: 15/02/2019, Categorías: Sexo con Maduras Confesiones Autor: orestes santoyo, Fuente: CuentoRelatos

    ... empujo la cabeza y tomándome de la barba me jalo nuevamente hacia arriba, hice un alto en sus enormes y deliciosos senos, deje en ellos el sabor a mar que llevaba en los labios y en mi rostro, me solace mordiendo y chupando los pezones, deje de hacerlo cuando intento sentarse, se cubrió brevemente los senos con las manos apretando ella misma sus globos de carne, después mirando a mis ojos me abrazo hacia ella, como solicitando mi penetración, a pesar de estar totalmente humedecida la penetración no se logró en el primer intento, -¡Es muy grande! Comento, ¡por favor hágalo despacio! Volví a empujar y me deslice solo unos centímetros y luego dijo: -¡No, no, no puedo hacerlo! ¡Por hoy es demasiado! Creo que no lo soportaría, sonreí y rápidamente guarde a mi amigo bajo su prisión de tela, acomode mi pantalón y mi cinturón, le ayude a baja de la mesa, sus piernas parecían no sostenerla, la apoye y nos besamos. Nuevamente cuando parecía que nos volvíamos a encender volvió a negarse la oportunidad de repetir. -¡No hay problema! Le dije y me separe de ella. Se acomodó los senos bajo el vestido, recogió del suelo su tanga y abrazándose de mi brazo, me condujo hasta la puerta, solo nos dijimos ¡Buenas noches! Durante todo el camino regreso a casa, iba repasando lo vivido y recriminándome, a pesar de mi experiencia sabía que me costaría trabajo mirarla a los ojos nuevamente, era la maestra de mi nieta y todo era una imprudencia. Durante todos los días de la semana evite encontrarme con ...
    ... ella, mi nieta se encargó de recordarme que el viernes era de día de escuela para padres, fingí no acordarme y me resigne a verla al día siguiente, no sabía cómo iba a reaccionar, ayudaría el que no estaríamos solos, estaba el resto del grupo. La sesión fue poco interesante y por momentos sentía su mirada, levantaba los ojos y efectivamente ahí estaba, mirándome. Cuando ya me despedía para retirarme, delante de otras señoras me dijo: -Doctor, ¿si puede esperarme, se lo agradeceré? ya que la semana entrante le toca su plática quería yo revisar unos detalles. –Con gusto maestra, aquí espero, dije. Se despidieron las últimas señoras y cuando quedamos solos me dijo: -¿Puede ir a mi casa? ¡Necesito verlo! -¡Perfecto! Dije yo, ¡Por favor adelántese! ¡Llego en una hora! ¿Le importa? -¡No hay problema, por mí también perfecto! Dijo sonriente. Fui a casa y me bañe, rasure con cuidado mi entrepierna, y me perfume un poco más de lo acostumbrado, casi para salir, regrese para tomar de mi cajón una pastilla de cialis, por si era necesario usarla. De ninguna manera quería defraudarla, sabía que ya era casi mía. El camino a su casa se me hizo eterno, había un ansia casi infantil en mis ansias por llegar a su lado, me sonreí de mí mismo cuando toque a su puerta. La sorpresa que recibí fue cosa de digna de contar, la maestra de mi nieta estaba tan solo con una bata puesta que cubría de su cuello hasta justo arriba de la rodilla, era de Razo color salmón y bajo de esta se marcaban claramente ...
«12...789...»