1. Cornudo en el camion ( 3 )


    Fecha: 15/02/2019, Categorías: Fetichismo Voyerismo Tabú Autor: parejafartun, Fuente: xHamster

    Estaba desesperado. Había reunido a mis dos íntimos amigos, a mi primo y a un vecino de confianza para que me ayudaran, para que me dieran ideas, plata, lo que sea con tal de sacar a mi novia del emputecimiento en el que estaba sumergida.Los miré uno a uno, tragando saliva. Resultaría difícil no quedar como el rey de los cornudos.—Se trata de Violeta…Me miraron preocupados.—¿Le pasó algo?—No. Bueno, sí. Pero nada grave. O sí, muy grave…—¿Qué pasa, Henry? ¿Se van a separar?Estábamos en el living de mi casa, sentados en los sillones.—Está en problemas. Tiene un especie de… adicción…—¿Drogas…?Los miré. No sabía cómo decirles.—Es adicta… al sexo.Uno de mis amigos sonrió como si yo estuviera bromeando.—No es lindo. Ni excitante. No es solo adicta al sexo… —me sentía tan incómodo de revelarme así delante de ellos—. Es adicta al sexo con… camioneros… Está como obsesionada… Es una historia larga, pero… Se la pasa cogiendo con camioneros…Primero rieron. Luego vieron mi rostro destruido y entendieron que, por extraño que pareciera, era verdad.Me eché a llorar.—Henry, disculpá… —me dijo uno de mis amigos—. Pensé que era una joda…—No lloro por ustedes, pero ella… Tengo que hacer algo… no quiero perderla…—¿Te va a dejar? —quiso saber mi primo.—No. Ella me sigue amando. Y yo también. Pero no puede salir de esa puta parrilla…—¿Qué parrilla?—Trabaja en una parrilla y el dueño la hace coger con los camioneros por 100 pesos… Y ella se deja…—No puede ser…—Hasta yo… Para cogérmela yo también ...
    ... tengo que pagar… Necesito ayuda…—imploré.Todos conocían a Violeta y, aunque la veían siempre de polleritas y remeras ajustadas, con sus tetas a punto de explotar y la carita de puta alegre, les resultaba imposible de creer.—¿Querés que le hablemos?—Es al p**o hablar. No le importa nada. No es que no me quiera, es que no lo puede evitar… Es como una droga, no puede dejar de cogerse camioneros…Yo estaba con la cabeza gacha, llorisqueando, y no pude ver cómo entre los cuatro se cruzaron miradas.—¿Cómo es el sistema…? —me preguntó mi primo.—Los camioneros comen algo, se anotan en una lista y cuando les toca el turno, pagan comida y polvo y se llevan a mi nena a su camión…—¿Por cuánto tiempo?—Media hora…Se volvieron a mirar.—¿Y hay alguna restricción… o cualquiera puede ir y…?—Creo que cualquiera. No sé. Mientras se le pague al hijo de puta de Antonio, el parrillero…En ese momento entró al living Violeta y nos sonrió. Ya se habían saludado antes y ella iba y venía por la casa sin saber lo que hablábamos nosotros. Llevaba puesto un mini short colorinche, enterradísimo entre las nalgas, que la exhibía demasiado. Esa era otra cosa que me m*****aba de todo el asunto: el hijo de mil putas de Antonio, además de prostituirla, le había cambiado la forma de vestirse y comportarse. Ya en el barrio se rumoreaba que era una putita.Mis amigos la siguieron con la mirada, especialmente cuando se agachó a acomodar unas cosas en una mesita. Mi primo, fanático de los culos grandes y redondos, se quedó ...
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